domingo, 18 de diciembre de 2011

El proyecto Perla en la Casa-Taller de Pepe Otal

Llegó a Barcelona este fascinante proyecto-gira de las dos actrices Ana Zavala y Micaela Gramajo que salieron de México el 29 de septiembre y que, tras actuar en Colombia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay, cruzaron el charco para recalar primero en Madrid, luego Bilbao y acabar en Barcelona, concretamente en la Casa-Taller de Pepe Otal.

Ana Zavala en plena interpretación.
Foto de Julio Castro Jiménez.
Digo Fascinante por varios motivos: primero por la calidad de las obras presentadas y de la interpretación de ambas actrices, y luego por el sentido que han querido dar a la gira de promoción y homenaje a la escritora y directora de teatro argentino-mexicana Perla Szuchmacher, fallecida recientemente. Las dos obras presentadas son “Lágrimas de agua dulce” (de Jaime Chabaud) y “Malas palabras”, de Perla Szuchmacher, quién a su vez dirigió en su día ambas piezas. Son dos obras para actuación solista, de modo que las dos actrices se reparten los papeles: Ana Zavala con “Lágrimas de agua dulce” y Micaela Gramajo con “Malas palabras”.

Tuve la buena suerte de asistir a la primera de las representaciones y la mala de no poder asistir a la segunda, pero aunque me haya quedado a medio camino, pude constatar la calidad de la propuesta, y darme cuenta del valor de la misma, tras charlar con las dos jóvenes actrices y percatarme de su arrojo así como del rigor con el que han emprendido el proyecto.

“Lágrimas de agua dulce” cuenta la historia de una niña que llora, en efecto, lágrimas de agua dulce en un pueblo aquejado de sequía, lo que induce a su padre y a las autoridades a usarla para satisfacer las necesidades de agua de la gente. Una metáfora de cómo el mundo se acomoda a la explotación basada en el sufrimiento de los más débiles. Muchas son las lecturas que pueden hacerse de la obra, cuya gracia radica tanto en la elegante sencillez del lenguaje y de la trama como en la magnífica interpretación de Ana Zavala, en el papel de abuela de la niña. Es ella quién nos explica la historia ayudada de unos muñecos que manipula a la vista y de un enorme tapiz que hace de decorado y que nos sitúa en el espacio del pueblo en cuestión. Una dramaturgia, la de Perla Szuchmacher, perfectamente adaptada al perfil de la actriz, de una agradable presencia y con una dicción que embelesó al entregado público de Barcelona que acudió a la presentación. Daba gusto escuchar este castellano dulcemente pasado por el filtro mejicano, de una riqueza semántica y fonética a la que los españoles estamos poco acostumbrados, ante el actual uso acanallado y empobrecido que solemos hacer de la lengua. Escuchar aquella historia tan bien narrada e interpretada, me hizo pensar en lo bueno que sería poderla ofrecer a nuestros públicos infantiles para que tuvieran una cierta idea de cómo se hablaba antes. Ana Zavala bordó una actuación cuya mayor virtud fue la naturalidad con la que narra y hace las distintas voces de los personajes mientras va manipulando títeres, objetos y decorados.

Una vez más, la Casa-Taller de Pepe Otal cumplió con su función de ofrecer hospitalidad a los titiriteros que están de paso por Barcelona y que encuentran en su pequeño escenario un lugar ideal dónde recalar y presentar su trabajo. Han conseguido ya un público fiel que acude a los programas semanales, así como un agradable ambiente de informalidad y de cercanía que encandila a los artistas invitados y a los espectadores, en su mayoría jóvenes. Un gran logro que la presentación del Poyecto Perla volvió a poner de relieve.

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