viernes, 30 de diciembre de 2011

Últimos números de las revistas Fantoche y Móin-Móin

Acabo de recibir los últimos números de dos revistas dedicadas al teatro de marionetas, Fantoche editada por Unima Federación España, y Móin-Móin, editada por la Sociedade Cultura Artística de Jaraguá do Sul (SCAR), de la Universidad do Estado de Santa Catarina (UDESC), de Brasil.

Ambas despliegan un conjunto de artículos de extraordinaria calidad que son un verdadero regalo para los aficionados a las artes escénicas de las formas animadas. Dejo para más adelante una atención pormenorizada de los contenidos, y procedo simplemente a mostrar sus portadas así como los enlaces dónde pueden consultarse On Line, el número actual completo en el caso de Móin-Móin, y números anteriores en el caso de Fantoche.

Números anteriores, clicar aquí.

Número actual, clicar aquí. Todos los números, aquí.

“El Circo de las Penas”, en el Centro de Arte Santa Mónica de Barcelona

Estos días puede verse en el Centro de Arte Santa Mónica, al final de las mismísimas Ramblas barcelonesas, una exposición insólita y única, la creada por Jordà Ferrer y Óscar de Paz, de la compañía Antigua i Barbuda, de máquinas teatrales agrupadas bajo el título de “El Circo de las Penas”.

"La máquina de la esencia de la música"
Creo que hacía tiempo que no veía algo tan brillante, original, creativo y a la vez tan hermoso y entrañable, todo mecánico pero muy “humano”, dotado de una tecnología sofisticada pero a su vez elemental. Máquinas que nos retrotraen tanto a épocas pasadas como futuras: “pasadas” por sus mecanismos arcaicos de una época que podríamos llamar “ferroviaria”, y “futuras” porque no incitan a producir sino a gozar, augurando épocas venideras en las que, esperemos, los humanos dedicaremos nuestro tiempo a divertirnos, a colaborar y a comunicarnos unos con otros desde la imaginación creativa.

Los artistas que firman las máquinas son Jordà Ferrer y Óscar de Paz, quiénes han colaborado con el músico y sonorizador de espacios Pablo Rega y el dramaturgo Josep Pere Peyró. Un trabajo en el que se nota la madurez de una experiencia asentada por los años. No en vano Jordà Ferer, tras su aprendizaje inicial con Laura y Toni Barberà de la Fira Fantástica, estuvo trabajando con compañías tales como La Fura dels Baus, Comediants, Royal de Luxe o Phillippe Genty, entre muchas otras de gran categoría.

En “El Circo de las Penas”, las máquinas están unidas por el hilo argumental del personaje Joao Siqueiro, un portugués visionario e inventor quién, tras instalarse en Brasil, diseña y construye a finales del siglo XIX la máquina “de hacer llorar”, la de “la esencia de la música”, la “de medir el amor”…

El conjunto está pensado para que las máquinas actúen ante un público sentado en unas gradas móviles, para situar así a los espectadores ante cada número. Lástima que el pequeño espacio del Arts Santa Mónica dónde han sido ubicados sólo permite presentar el trabajo en formato de exposición. Pero aún así, y gracias a unos videos que reproducen la acción de las máquinas con sus sonidos correspondientes, los visitantes se quedan boquiabiertos y admirados frente al derroche de imaginación y de ingeniosidad desplegado ante sus ojos.

Extraordinaria la pianola que crea combinados olfativos según las notas van sacando gotas de uno u otro perfume, a través de sofisticados mecanismos que convierten el conjunto en un autómata musical desventrado que realmente saca perfumes de verdad. O el inquietante artilugio con un corazón en su baño de formol: cuando un espectador se le acerca, el corazón empieza a bombear mientras unos engranajes mecánicos se ponen en movimiento, de modo que uno no sabe si es la máquina lo que hace bombear el corazón, o son los latidos de éste los que ponen en marcha el aparato…

La noria
En el patio del Santa Mónica, los de Antigua i Barbuda han montado dos atracciones de feria que también sorprenden por su factura de rara tecnología retrofuturista: un Tiovivo en el que en vez de caballitos hay ingenios de todo tipo, y una noria cuyos asientos son viejos váteres de porcelana. Una estética de cuento gótico-futurista que debe entusiasmar a los niños y a los mayores que suben en ellas.

La exposición es, sin duda, una de las más originales que han pasado por el Santa Mónica, perfectamente encajada en este cruce de caminos entre Ciencias y Artes que el Centro ha pretendido ser desde el principio. Lástima que una de sus secciones más brillantes, la que dirigía Josep Perelló, haya tenido que ser sacrificada por imperativos económicos, según me han dicho en la entrada. Una pérdida tremenda de un proyecto que hacía mucho con muy poco. No se entiende que los excelentes ejemplos de innovación y sostenibilidad que han sido todos los trabajos de este departamento de ciencia/arte hayan sido sacrificados, cuando debieran ser los modelos a tener en cuenta. Paradójica crisis…

Adjunto un video sobre las máquinas expuestas que he encontrado en la red.
 

el circo de las penas from oscar de paz on Vimeo.

martes, 20 de diciembre de 2011

“Tiempos de Barcelona”, de Jesús Atienza

Artículo sobre la exposición de fotografías inaugurada el 13 de diciembre en la galería Il Mondo de Barcelona. Jesús Atienza, bien conocido por ser un fotográfo que desde siempre se ha ocupado de los títeres, ha mostrado en esta ocasión imágenes de una Barcelona en blanco y negro que ya no existe. Hasta el 14 de enero.
  
Foto de Jesús Atienza expuesta en Il Mondo
Si uno de los objetivos principales de la fotografía es fijar el tiempo, “retratarlo” sería el objetivo oculto de quiénes la practrican desde una perspectiva artística. Una consideración que viene a cuento ante las fotografías expuestas por Jesús Atienza en Il Mondo.



Y es que Atienza ha ido creando con los años una filosofía de la imagen que ha tomado al Tiempo como tema principal aunque nunca explícito ni declarado. Me lo contaba él mismo cuando, hablando sobre las fotografías expuestas, indicaba hasta qué punto le interesaba dejar reposar unos años las imágenes en un cajón, para permitirles expresar luego todo el “tiempo” que la imagen arrastra o acumula consigo. Darse cuenta de ello modifica la actitud del fotógrafo ante el objetivo: el ojo ya no se fija sólo en la anécdota o en el elemento nuclear que debe centrar la imagen, sino que se abre al “tiempo” para captar la amplitud de lo que envuelve el instante. Ensanchar los minutos para que lo instantáneo pueda abrirse en canal y exhibir sus entrañas, pero también para mostrar las circunstancias exteriores de toda una sociología histórica envolvente.

Pero el Tiempo, para ser retratado, necesita dónde posarse, objetos, personajes y situaciones que le permitan encarnarse, es decir, necesita “temas”. Los de Jesús Atienza son bien ilustrativos de esta obsesión suya por la visión amplia de los “tiempos a retratar”: Marionetas, Pepe Otal, Boxeo, Circo, Tatuajes, Barcelona, Retratos, Sitges, Bondage y Periplos. Dejo los más anecdóticos y los relacionados con el día a día de la “carn a l’olla”, como son la Moda o la Publicidad. Los temas citados tienen como denominador común el “límite”: campos de experiencia situados en zonas sociales y existenciales limítrofes, ya sea por exceso (Boxeo, Tatuajes, Bondage) o por hallarse en zonas de actividad periférica (Marionetas, Pepe Otal, Circo, Sitges). Los tres temas que no he citado tienen significados “metafotográficos” concretos de intención: Barcelona como decorado, Retratos como objetivo y método con el que mirar al Tiempo, y Periplos como expresión de lo que realmente le interesa al fotógrafo: los recorridos de la vida, lo que nos afecta y nos transforma, lo que se prolonga en movimiento.

Temas que nos hablan asimismo de un deseo de situarse en los márgenes sociales, allí dónde “suceden cosas”, y en los que el Tiempo es vivido y deja sus huellas. Una marginalidad que no rehuye la profesionalidad más estricta del fotógrafo, sino que, por el contrario, parece afianzarla aún más, como una ancla a la que agarrarse para que el torbellino de lo temporal no le arrastre a uno.

Marionetas y Circo: he aquí dos temas estrella, al menos para nosotros. La razón sería que tras estas actividades de exhibición visual, hay personas y trayectos, historias que contar y tiempos por detectar. De ahí que la figura de Pepe Otal, cómplice y amigo, se haya convertido en uno de sus temas preferidos y más logrados, una trayectoria que resume en su conjunto no sólo el periplo vital y dramático del personaje, sino casi cuarenta años de historia local y global con un sinfín de rostros y de aventuras vitales de distinto voltaje y color. Un tema que daba para “infinitos retratos del Tiempo”.

Centrémonos en el “decorado”, es decir, en Barcelona, el tema escogido por Jesús Atienza para esta exposición. Un decorado que jamás está vacío de almas, una obsesión importantísima para el fotógrafo. Lo que nos indica el carácter teatral de su visión fotográfica, pues del mismo modo que una escenografía sin actores no hace teatro, una ciudad sin habitantes tampoco hace ciudad. La urbe como un espacio laberíntico  para los humanos que se mueven por ella. Un paisaje de exteriores, de calles, de fachadas llenas de vida, de rincones singulares. Y en casi todos ellos, un personaje en solitario sobresale del conjunto, como si quisiera a veces escabullirse del mismo. El tema de la soledad surge discreto pero con fuerza en estas imágenes captadas todas ellas (menos una, fácilmente detectacle por ser en color) en los años 1979-1980. La soledad del individuo en la ciudad: un tema universal y profundamente contemporáneo. A veces es un señor que vemos de espaldas o que pasa la cabeza gacha, o una señora con la cesta de la compra, o un obrero subido a una larguísima escalera pegando un cartel, o un soldado que sube solo por las Ramblas. Incluso la foto contemporánea nos muestra la soledad de una vagoneta suspendida en el vacío. El tema de la soledad cruza el decorado urbano y su “tiempo retratado”, dándole una importante dimensión dramática.

Unos retratos del tiempo de una época que fue nuestra en su día y que lo sigue siendo, gracias en parte a imágenes como las presentes, y a pesar de las ingentes transformaciones y de sus inevitables declives. ¿Qué queda de aquella Barcelona, además de los documentos gráficos que la sostienen visualmente? La ciudad ha cambiado su piel y nosotros, sus habitantes, también hemos mutado por dentro y por fuera. Darnos cuenta de estos cambios para comprender que Barcelona sigue siendo la misma tras haberse transformado por completo en otra, tal sería, a mi modo de ver, el principal de los objetivos de la actual exposición de Il Mondo.

lunes, 19 de diciembre de 2011

“Pepe Otal, el viaje infinito”, película de Pedro Nares


Se presentó este domingo 18 de diciembre en el bar Montse de la Barceloneta (en Barcelona) el reportaje realizado por Pedro Nares en conjunción con Ernest F.Sala sobre Pepe Otal. Se trata de una película de una hora y ocho minutos de duración en la que se muestran las múltiples facetas del insigne titiritero de Albacete a través de entrevistas realizadas a él mismo así como una recolección de varios testimonios a cargo de Jordi Ràfols, Manel Martí, Jordi Bertrán, Pep Gómez, Pilar Gálvez, Oriol Font, Albert Tort, Carlos López, Carles Codina, Mila Cubero, Jaume Tomillero, Jesús Atienza y Toni Rumbau.

Pepe Otal y Marta Otzet, en el bar del Teatro Malic.
Diciembre 2001.
La película está realmente muy bien hecha y los que asistimos al acto nos hicimos cruces de que hubiera durado más de una hora, pues nos la tragamos entera sin noción alguna del tiempo transcurrido. Sirve sobretodo para mostrar la compleja personalidad de Pepe Otal, con una variedad de facetas que sus distintos amigos van desplegando en la película una tras otra, algunas de ellas contradictorias y por ello tan interesantes, pues de lo que no cabe duda es que todas son reales y fundadas por años de experiencia y de amistad. Junto al Pepe sabio y amable está el Pepe canalla y endurecido, y frente al poeta inspirado y buen conocedor de las constelaciones, el lúbrico y donjuanesco Pepe que sólo busca satisfacer sus ardores amorosos. Este enamorado de la muerte que fue Otal confiesa que en realidad no sabe nada de ella, y que prefiere no tener que definirla ni conocerla, seguramente para no enturbiar una relación profunda que duró hasta que ella se lo llevó a su palacio.

La película recorre la vida de Pepe desde su infancia en Albacete, su paso por la escuela náutica, su aprendizaje con el señor Tozer, sus primeras andaduras en los años del cambio político en España, con una clara afinidad anarquista que nunca abandonó, y la creación de su compañía Grupo-Taller de Marionetas, instalada primero en una escuela ocupada de la Barceloneta y, dieciocho años más tarde, en el local de la calle Guardia, en pleno  Barrio Chino.

Creo que Jordi Bertrán es quién mejor da en el blanco a la hora de situar al personaje, de quién dice que para él, su mejor obra fue el mismo taller que fundó con su ambiente abierto y su generosidad con los amigos y con cualquiera que acudiera a él. Algo que queda demostrado por todos los titiriteros que tuvieron el Taller como su punto de partida y por su pervivencia actual, pues incluso tras muerto, su herencia, encarnada en lo que es hoy la Casa-Taller de Pepe Otal, sigue dando sus frutos.

La película volverá a presentarse precisamente en la Casa-Taller de Pepe Otal este próximo viernes 23 de diciembre, a las 19h de la tarde.

Festival de Invierno en La Puntual

Llegó puntual, como no podía ser de otro modo en este pequeño teatro de Barcelona llamado La Puntual, su Festival de Invierno que suele celebrar por estas fechas, a modo de desintoxicación navideña para los niños del empacho consumista propio de la Navidad.

Imagen de “Vivaldi. La Cigala i
la Formiga”
Y llegó con cuatro espectáculos muy diferentes entre si y todos ellos de una gran calidad. Empezó el grupo Penjim-Penjam Titelles, un histórico de los títeres en Cataluña, con la obra “El Moliner”, un primoroso trabajo solista a cargo de Mercè Alemany. Le ha seguido en el calendario La Petita Brownie i Cia con “Vivaldi. La Cigala i la Formiga”. Contnuará un ya clásico de la sala, “Caramante”, con Eugenio y Néstor Navarro, espectáculo de teatro de sombras con gafas de tres dimensiones para los espectadores. Y acabará Ayelén Cantini con “Efímers Maravelles”, un espectáculo poético-visual hecho con pompas de jabón. Para más información del programa, ver la página de La Puntual.

Pude asistir a una de las representaciones del segundo espectáculo, el de la Petita Brownie i Cia, y puedo decir que gocé del espectáculo y de ver gozar a los niños y a los mayores que abarrotaban la sala, con una brillante interpretación de Susana Rubio que se enfrentó en solitario a esta conocida fábula de La Fontaîne. Lo hace la titiritera catalana dando la vuelta al final, que adapta a los nuevos tiempos necesitados de mayores dosis de bondad, ante las realidades duras que se avecinan. Podría decirse que la obra es de una actualidad absoluta: la hormiga acaba invitando a la cigarra a su casa, en vez de dejarla morir en la intempeie -sin techo, salario mínimo ni seguridad social. Claro, esto no se dice en el espectáculo, pero uno se lo imagina. En este sentido, ilustra también una de las visiones de más éxito de la actual Europa, con sus cigarras sureñas que viven de cantar al sol, y las hormigas nórdicas, que trabajan y producen en sus fríos polares. Cuando llegan los fríos para todos, las hormigas del norte deben acudir en protección de las pobres cigarras del sur, afónicas de tanto cantar y sin un duro en los bolsillos. Como puede verse, las fábulas puestas al revés dan mucho de si.

Actúa Susana con mucho primor y con un extraordinario dominio de la voz, que se amolda perfectamente a los distintos personajes como guantes sonoros, con registros nada forzados y musicales timbres de voz. Su presencia es asimismo agradable y muy correcta, en el sentido de mantener una relación adecuada con los títeres y también con respecto al público, al que trata con cariño pero a su vez con la necesaria distancia para no caer en la excesiva dulcificación. El otro componente del espectáculo es la música, las Cuatro Estaciones de Vivaldi en concreto, cuya genialidad garantiza una atmósfera sonora de gran categoría, lo que hace subir muchos puntos al espectáculo.

El resultado fue una ovación muy sentida del público, el cual parecía no querer irse del teatro, acercándose a la ventana inferior del retablo dónde la hormiga tiene su apartamento y dónde se podía ver a la cigarra muy contenta sentada en un sofá frente a un plato de sopa caliente. En definitiva, un muy buen espectáculo presentado con honradez, buen oficio y mucho gusto.

domingo, 18 de diciembre de 2011

El proyecto Perla en la Casa-Taller de Pepe Otal

Llegó a Barcelona este fascinante proyecto-gira de las dos actrices Ana Zavala y Micaela Gramajo que salieron de México el 29 de septiembre y que, tras actuar en Colombia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay, cruzaron el charco para recalar primero en Madrid, luego Bilbao y acabar en Barcelona, concretamente en la Casa-Taller de Pepe Otal.

Ana Zavala en plena interpretación.
Foto de Julio Castro Jiménez.
Digo Fascinante por varios motivos: primero por la calidad de las obras presentadas y de la interpretación de ambas actrices, y luego por el sentido que han querido dar a la gira de promoción y homenaje a la escritora y directora de teatro argentino-mexicana Perla Szuchmacher, fallecida recientemente. Las dos obras presentadas son “Lágrimas de agua dulce” (de Jaime Chabaud) y “Malas palabras”, de Perla Szuchmacher, quién a su vez dirigió en su día ambas piezas. Son dos obras para actuación solista, de modo que las dos actrices se reparten los papeles: Ana Zavala con “Lágrimas de agua dulce” y Micaela Gramajo con “Malas palabras”.

Tuve la buena suerte de asistir a la primera de las representaciones y la mala de no poder asistir a la segunda, pero aunque me haya quedado a medio camino, pude constatar la calidad de la propuesta, y darme cuenta del valor de la misma, tras charlar con las dos jóvenes actrices y percatarme de su arrojo así como del rigor con el que han emprendido el proyecto.

“Lágrimas de agua dulce” cuenta la historia de una niña que llora, en efecto, lágrimas de agua dulce en un pueblo aquejado de sequía, lo que induce a su padre y a las autoridades a usarla para satisfacer las necesidades de agua de la gente. Una metáfora de cómo el mundo se acomoda a la explotación basada en el sufrimiento de los más débiles. Muchas son las lecturas que pueden hacerse de la obra, cuya gracia radica tanto en la elegante sencillez del lenguaje y de la trama como en la magnífica interpretación de Ana Zavala, en el papel de abuela de la niña. Es ella quién nos explica la historia ayudada de unos muñecos que manipula a la vista y de un enorme tapiz que hace de decorado y que nos sitúa en el espacio del pueblo en cuestión. Una dramaturgia, la de Perla Szuchmacher, perfectamente adaptada al perfil de la actriz, de una agradable presencia y con una dicción que embelesó al entregado público de Barcelona que acudió a la presentación. Daba gusto escuchar este castellano dulcemente pasado por el filtro mejicano, de una riqueza semántica y fonética a la que los españoles estamos poco acostumbrados, ante el actual uso acanallado y empobrecido que solemos hacer de la lengua. Escuchar aquella historia tan bien narrada e interpretada, me hizo pensar en lo bueno que sería poderla ofrecer a nuestros públicos infantiles para que tuvieran una cierta idea de cómo se hablaba antes. Ana Zavala bordó una actuación cuya mayor virtud fue la naturalidad con la que narra y hace las distintas voces de los personajes mientras va manipulando títeres, objetos y decorados.

Una vez más, la Casa-Taller de Pepe Otal cumplió con su función de ofrecer hospitalidad a los titiriteros que están de paso por Barcelona y que encuentran en su pequeño escenario un lugar ideal dónde recalar y presentar su trabajo. Han conseguido ya un público fiel que acude a los programas semanales, así como un agradable ambiente de informalidad y de cercanía que encandila a los artistas invitados y a los espectadores, en su mayoría jóvenes. Un gran logro que la presentación del Poyecto Perla volvió a poner de relieve.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Últimos días en Bucarest


Edificio de Bucarest
Tras los intensos días de trabajo con la representación, llegó la hora de conocer algo sobre la ciudad de Bucarest, que desconocía por completo. Una ciudad que me ha parecido enormemente seductora, en parte debido a una cierta imagen destartalada de la misma, algo que siempre agradezco en las ciudades europeas, y sobretodo por el cruce de estilos que puede observarse en sus calles y edificios. No podemos ignorar que la historia de Rumanía está marcada por la extraordinaria acumulación de pueblos distintos que la han cruzado, conquistado, estrujado, sojuzgado y finalmente adaptado a ella.

Considerada ya en edad muy temprana como una zona de gran desarrollo del primer bronce, fue un territorio enormemente codiciado por los imperios antiguos, a causa sobretodo de sus riquísimas minas de oro. Una tierra, sin embargo, que sabía defenderse muy bien, de ahí los esfuerzos que tuvieron que hacer los romanos para conquistarla. Una vez lo consiguieron –César murió antes de conseguirlo y sólo Trajano lo consiguió a finales del s.I d.C.–, el Imperio se financió en sus años más gloriosos gracias a las enormes cantidades de oro provenientes de Dacia. Se calcula que los romanos extrajeron en 170 años de explotar la región unos 5.500 kg de oro y unos 1.000 kg de plata por año. El enorme botín de guerra tras la conquista de Trajano en el año 100 (1.650.000 kg de oro y 10 millones de kg de plata) permitió que en todo el Imperio se suprimieran aquel año los impuestos (información extraída del libro “La Roumanie”, de Mihaï E. Serban, ed. Karthala, Paris, 1994).

Edificio de la Escuela de Arquitectura
El interés imperial por la región se manifestó en una profunda romanización de la misma, lo que explica que ya en época bizantina y entrados en la Edad Media, la lengua latina se mantuviera como base parlante de sus habitantes, una isla lingüística que supo preservarse a pesar de la presión política, guerrera y demográfica que sufrió sin interrupción alguna. Situada en una zona de encuentro de los distintos imperios que se crearon y descrearon a través de los siglos, la identidad rumana, marcada por la lengua y por la religión (que no era la católica propia de los latinos, sino la ortodoxa de los que hablaban otras lenguas básicamente eslavas) supo mantenerse invicta aunque casi siempre bajo el yugo de los imperios dominantes.

Tres zonas parecen ser las definitorias de este país complejo y repleto de minorías que conviven entre si: Balakia en el sur, Moldavia en el noreste y Transilvania en el corazón del país, un remanso de paz geológica en medio de los poderosos Cárpatos que la rodean por todas partes. Una zona disputada históricamente por húngaros, alemanes, polacos y austríacos, a causa de sus riquezas.

Bucarest es una ciudad que muestra esta suma de influencias y de contrastes. La claridad mediterránea de influencia griega, turca y lejanamente romana, aparece empañada por los alientos fríos que llegan del norte húngaro, alemán, ruso y ucraniano. El otro aliento que la cruza es el “balcánico”, extraña palabra que los mismos pueblos balcánicos rechazan por lo general y que sin embargo sirve para expresar esta mezcla contradictoria y compleja de los que habitan en los actuales países de Albania, Croacia, Eslovenia, Serbia, Bosnia y Grecia, más las partes búlgaras y húngaras que le corresponden.

El Parlamento, colosal palacio fruto del
delirio de Ceaucescu
Ciudad de mezclas y de sincretismo, en sus momentos gloriosos e ilustrados, que fueron sobretodo los años entre las dos guerras mundiales, miró siempre a Europa y sobretodo a París, arquetipo de ciudad libre, soberana y culta para los rumanos. En la época comunista no tuvieron más remedio que mirar hacia Moscú, lo que se nota en las huellas arquitectónicas dejadas, con sus conocidos rasgos de fea factura sovietizante. Hoy, que han entrado en la Unión Europea, creo que todavía no saben muy bien hacia dónde mirar y reflejarse, si París, Londres, Nueva York o Berlín. Poco importa, desde luego, dada la uniformidad hoy existente en el mundo. Asismismo, la extraña situación actual de Europa, inmersa en la incertidumbre, no ayuda a situar estos modelos.

¿País pobre? Sin duda, pero con una de las reservas de oro más importantes del mundo, gracias a las mismas minas que los romanos y luego los turcos y los austrohúngaros no pudieron esquilmar, dada la riqueza de las mismas. Situadas en Alburnus Maior (nombre romano de las minas), en la zona de Rosia Montana, en los Cárpatos transilvanos del oeste, son hoy disputa callada de las potencias que quieren poner mano a estas reservas fabulosas. Concretamente, la multinacional canadiense Gabriel Resources Ltd está empeñada en conseguir la explotación de la mina, con gran peligro ecológico de la zona. Las protestas contra el proyecto son constantes. Sin duda de la capacidad que tengan los rumanos y sus políticos de defenderse de este acoso y de mantener el control de las minas y de su extracción, dependerá el futuro y el bienestar de sus pobladores.

Encuentros gratificantes

En el último día en Bucarest, tuve dos sorpresas a modo de encuentros que culminaron mi estancia en Rumanía de un modo muy agradable.

Marek Waszkiel, Calin Mocanu y Toni Rumbau
El primero fue encontrarme de nuevo con Marek Waszkiel, director del Bialystok Puppet Theatre de Polonia, figura eminente dentro de Unima y un reconocido estudioso de los títeres, viejo amigo mío al que no veía desde hacía muchísimos años. Vino invitado por el Festival para dar una ponencia sobre el tema del Teatro Europeo de Animación para Adultos, con proyección de imágenes y centrándose en creadores como Duda Paiva, Frank Soehnle, Michael Vogel, Fabrizio Montecchi, entre otros. Por desgracia no pude asistir a la misma –mi avión partía por la mañana del mismo día– pero me permitió restablecer un contacto que se había perdido en el trajín de los años.

El segundo fue conocer y charlar largamente con el cantante y director de teatro de títeres Traian Savinescu, de la ciudad de Cluj-Napoca, en el corazón mismo de Transilvania. Vi una obra dirigida por él durante el Festival titulada “La Historia del Cerdo” inspirada en un cuento tradicional rumano, una producción del Teatro Tandarica, que me impactó por el ritmo, las danzas y la música utilizada en la misma. Con una brillante interpretación de todo un elenco de siete actores, el espectáculo mostraba la extraordinaria vitalidad de la cultura popular rumana. Las impactantes máscaras de diablos bailando el delirante ritmo de los violines de la región de Maramures (al norte de Transilvania) fue uno de los momentos más impactantes del espectáculo.

Hablando con Traian Savinescu, quién curiosamente ha sido cantante profesional de coro sinfónico, comprendí muchas cosas sobre el país y sobre la región de Transilvania. Datos que, junto a los conocidos a través de Gavril Cadariu, de la ciudad de Târgu-Mureş/Marosvásárhely, de Raluca Tulbure, del mismo Daniel Stanciu y del director del Teatro Tandarica, Calin Mocanu, me han ayudado enormemente a situarme respecto a este gran y deconocido país que es Rumanía.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Vasilache y Marioara, los personajes polichinescos de Rumanía


Vasilache y Marioara de Daniel Stanciu
El viaje a Bucarest, además de mi participación en el Festival del Teatro Tandarica con el espectáculo “A Manos Llenas”, debe enmarcarse también dentro del proyecto de mis Rutas de Polichinela, que me lleva por las principales ciudades de Europa en busca de los personajes de los teatros populares de títeres, con la finalidad de relacionarlos con las ciudades de las que son oriundos y ver de qué modo ambos, ciudad y personaje, se explican mútuamente.
En la tradición rumanesa, los personajes son Vasilache y su esposa Marioara (María en rumanés). Personajes que, como suele ocurrir en tantos lugares, han desaparecido prácticamente, pero que siguen viviendo en los inconscientes colectivos de los pueblos y que, en muchas ocasiones, sobreviven o renacen de la mano de titiriteros interesados en ellos.

Daniel Stanciu y su Pinoho
Tuve la suerte en Bucarest de conocer al marionetista que en los últimos tiempos ha recuperado esta tradición y que en el Festival del Teatro Tandarica presentó su trabajo. Se trata del actor, titiritero y director Daniel Stanciu, quién también es profesor de la Universidad nacional de Artes Teatrales y Cinematográficas de Bucarest. Su historia es harto peculiar e ilustra los distintos caminos por los que estos personajes de la tradición pueden renacer un día de sus cenizas y actuar de nuevo por los escenarios del mundo. En el caso de Daniel Stanciu, fue su interés por el personaje lo que provocó que su profesor en la universidad le animara a dedicar su tesis doctoral sobre el tema, con la condición ineludible de juntar la investigación con la práctica, es decir, de crear un espectáculo de Vasilache según los cánones de la tradición. Algo nada fácil, pues en aquel momento prácticamente ya no quedaba ningún titiritero en activo –aunque sí vivo, el señor Mocano– y sólo se podía partir de las descripciones más algunas filmaciones importantísimas del último gran Vasilache, llamado Borţea.

Ya hace años que Daniel Stanciu acabó su tesis (convertida hoy en libro) y que se dedica profesionalmente al teatro, trabajando como actor en el Teatro Tandarica y también como director freelance y con su propia compañía. Pero la labor iniciada con Vasilache sigue vigente, actuando con el personaje siempre que se presenta la ocasión. En realidad, las ocasiones son pocas, por una simple razón: Vasilache, como sus otros primos hermanos diseminados por las ciudades de Europa, no es un espectáculo para niños sino más bien para adultos o, en todo caso, para público mixto, familiar o callejero. Un género, pues, al que no le sobran espectadores.

Su principal especificidad estriba en el diálogo que Vasilache entabla con un personaje exterior, un actor que ejerce de animador  y de hablador –se le llama Sprech, palabra derivada del alemán y que significa narrador– y cuyo cometido es traducir lo que dice Vasilache y ejercer de intermediario con el público. La “traducción” se hace imprescindible a causa del uso de la “lengüeta”, este artilugio que distorsiona y amplifica la voz, pero también la hace más confusa y a menudo incomprensible. Este recurso al actor que interactúa entre el personaje y el público lo he visto también en algunas representaciones del Petrushka ruso, y estoy seguro que sería utilizado en muchos otros casos.

Me va contando Daniel Stanciu todos estos rasgos de Vasilache mientras comemos en un restaurante de comida tradicional rumanesa en el centro histórico de la ciudad. Los ragos son muy parecidos a los de otras tradiciones como el mismo Punch and Judy, pero con particularidades específicas. Los personajes son los siguientes: Vasilache, el héroe respondón y satírico, que se burla de todo y de todos, y su esposa Marioara, con cara de perpetuo mal humor aunque el baile entre ambos es algo que no falla y se repite varias veces; el diablo que en rumanés se llama “Diavol” o “Drac”, el Jendarm (el policía), la Moartea (la muerte), el Cura, el Spiţerul (el doctor) y el Câinele Pàmântului (el perro “que sale de la tierra”). La figura del perro es curiosa y singular, pues hace referencia a un animal que procede de las entrañas de la tierra, como si fuera un ser de la profundidades que surge para llevarse consigo a Vasilache. Ejerce pues en cierto modo de verdadera muerte, pues los espectáculos solían terminar así, con el perro telúrico mordiendo la nariz del héroe y llevándoselo a las profundidades del subsuelo. Algo que Daniel Stanciu ha cambiado, pues nadie entendería un final tan rotundo y, para las mentalidades actuales, ciertamente inexplicable.

Como puede verse, un personaje con unas relaciones complejas con sus colegas de escenario, y que se expresa siempre en directo pero con la ayuda del Sprech que desde fuera interpreta y traduce al público las ocurrencias y los clarividentes disparates del protagonista. Como es lógico, la gracia del texto está en los equívocos y en los juegos de palabras, sobretodo en el doble sentido de muchas de ellas, algo a lo que el Rumano se presta enormemente, según me cuenta Daniel.

Organillo en una calle de Bucarest
El calor del vino y de la comida realzan las imágenes que van surgiendo de las palabras del titiritero rumano, de modo que al salir, sólo esperamos encontrar en la calle a algún fantasma surgido del pasado con su retablo bien puesto en una esquina mientras un animado Sprech, provisto de algún acordeón o tambor, nos obliga a detenernos. El frío nos saca pronto la falsa esperanza, pero la realidad, que siempre supera la ficción, nos sorprende con una imagen que aun sin retablo alguno, podría ejercer perfectamente de reclamo para un espectáculo de Vasilache: un señor con un organillo bautizado Teatrul de Comedia, con dos loros y dos ratoncitos corriendo por su sombrero, parece que nos espera en una placita de la calle peatonal. Lo más curioso es que la música que sale del organillo es la misma que utiliza Daniel para su espectáculo de Vasilache. ¡Fascinante coincidencia! Nos detenemos y charlamos con el artisa callejero, al que le damos unas monedas y posamos junto a su hermoso carrito, con los loros incluídos.

Daniel Stanciu y el señor del organillo, los loros
y los ratoncitos.
El día, después del largo paseo por Bucarest y con Vasilache aun rondando por la cabeza, no podía ser más idóneo para mis Rutas de Polichinela. Ha llegado la hora de despedirnos y Daniel, antes de partir, me ofrece una copia de un video con un reportaje histórico sobre Vasilache narrado por el último titiritero llamado Borţea que lo ejerció. Un regalo que me guardo para rematar esta jornada polichinesca en la noble ciudad de Bucarest. 

Daniel Stanciu y Toni Rumbau en Bucarest

Representación en el Teatro Tandarica de Bucarest


Fachada del Teatro Tandarica
Ha sido un honor participar en el Festival que organiza el Teatro Tandarica de Bucarest, en Rumanía, un teatro que cumple 66 años de existencia (fue creado en 1945). Una institución clave para entender la historia del teatro de marionetas europeo de los últimos cincuanta años.

Fundado por Lucia Colomeri (directora), Elena Patrascanu (directora artística), Alexandru Bratasanu, Leno Constante y Ileana Popescu (diseñadores) y Nicolae Massim (director), Tandarica es declarado en 1949 teatro institucional y su dirección queda en manos de Margareta Nicolescu, quién revoluciona la línea artística y eleva el nivel de los espectáculos a grandes alturas, convirtiéndose en un verdadero laboratorio de creación. En 1978 recibe el premio Erasmus, junto con Ives Joly, Bread and Puppet y la Marionetística.

Se comprende que la aureola de prestigio que distingue a este teatro sea grande y que tanto sus espectáculos como sus festivales sean siempre seguidos por enorme interés por los especialistas y los entendidos en la materia.

La razón de mi presencia en Bucarest se debe a que el director general del Teatro Tandarica, Calin Mocanu, vio mi espectáculo “A Manos Llenas” este verano en el Festival de Okinawa, en Japón, tras lo cual decidió invitarme al Festival del Teatro Tandarica.

Debo decir que la función realizada de "A Manos Llenas" el 29 de noviembre ha sido todo un éxito, con un público entregado y muy participativo, básicamente adulto. El jurado del Festival me otorgó el Premio al Mejor Espectáculo  Solista, lo cual es un verdadero honor viviendo de dónde viene. Por cierto, se estrenó en el rol de técnico Gerardo Israel Chóez Quinde, quién cumplió sin tacha su cometido.

Trabajando con Raluca Tulbure en el Tandarica Teatro
Toca hablar ahora de Raluca Tulbure, dramaturga del teatro y encargada de las relaciones internacionales, quién nos recibió con extraordinaria amabilidad y simpatía, pieza clave en el complejo engranaje del Festival. Ella me ha introducido al mundo de Vasilache, el personaje que en Rumanía ejerce su función polichinesca, poniéndome en contacto con Daniel Stanciu, quién presentó en el Festival un espectáculo tradicional del teatro de títeres popular rumanés. Hablaré del tema en una próxima entrada. 

Tuve ocasión también de hablar con Gavril Cadariu, director del Teatrul Ariel, de la ciudad de Târgu-Mureş/Marosvásárhely, situada en el corazón de Transilvania, dónde coexiste una doble comunidad rumanesa y húngara. De hecho, el teatro aloja dos compañías diferentes, una de cada comunidad, con excelentes relaciones entre si. Profesor de teatro en la Universidad de la misma ciudad, charlamos sobre futuros proyectos de colaboración e intercambio que ojalá acaben produciéndose.

Coloquio después de la función

 El viaje ha sido posible gracias a la ayuda otorgada por el Institut Ramon Llull, pieza fundamental en el desplazamiento de tantos artistas catalanes en el extranjero.