domingo, 3 de marzo de 2013

Jan Klaassen, Wim Kerkhove y Hetty Paërl

Un canal en Amsterdam.
Atrás dejamos a la elegante Lübeck y, con ella, al multiforme Kasperl, con quién hemos convivido estos días tan íntimamente, y llegamos a Amsterdam, esa ciudad esplendorosa de los Países Bajos, famosa por sus canales, sus bellos edificios de épocas antiguas y su espíritu de abertura y tolerancia. Aquí vive Jan Klaassen, el personaje polichinesco de la ciudad, del que tan pocas cosas sabía. Pero por suerte, tengo el contacto correcto: Wim Kerkhove, el último maestro que se hizo suyo el personaje y que le sigue dando vida, como pronto veremos. Me puso en contacto con él Darja de Caluwe, una buena amiga que vive en Dordrecht y con la que hemos intercambiado no poca información sobre el asunto.

Encuentro con Wim Kerkhove.

Wim Kerkhove.
Nos encontramos en el Dam, la plaza céntrica de Amsterdam donde se halla el Palacio real y otros edificios ilustres, y donde en verano suele plantar sus realdes Jan Klaassen. No podíamos haber escogido, pues, mejor lugar. Nos reconocemos al acto. Los titiriteros tenemos algunos detalles  particulares que nos permiten reconocernos mutuamente -en el vestir un tanto descuidado, en algunas exageraciones involuntarias de los movimientos, en los ademanes de las manos y de las piernas al caminar, y en otros detalles aún más singulares pero igual de reconocibles-, aunque todavía no hemos llegado a la perfección masónica de los signos especiales de identificación, aunque todo llegará a su debido tiempo. Nos dirijimos a un edificio antiguo donde en sus bajos por lo visto a veces se hacen representaciones, cuando la lluvia impide actuar en el Dam. Nos instalamos en la cafeteria y allí empezamos a hablar con nuestro inglés que se ayuda mucho de la gestualidad y de la mímica.

El jan Klaassen de Wim Kerkhove.
Descubro así a este jovial y veterano titiritero que lleva ya unos cuarenta años dedicándose a los títeres, siempre con Jan Klaassen como referente principal, personaje que rescató en los ochenta cuando vivía un cierto declive y al que le dio un gran empuje, mucha vida y un futuro asegurado.

- El último maestro que actuaba en el Dam con regularidad fue Daan Kersbergen, a quién considero mi maestro, aunque debo decir que sólo lo vi actuar una sola vez, pues se puso enfermo y murió muy repentinamente. Él estuvo hasta 1980 en el Dam y cuando quise aprender de él, me encontré con el vacío. Tuve la suerte de conocerle y de ver algo de su arte. Pero era insuficiente para poder profundizar en el personaje. Por suerte, existe un libro de 1969 escrito por Wim Meillink titulado "Doopceel van Jan Claeszen", que significa "la Vida y la Historia de Jan Klaassen", donde se resume todo lo que se podía saber sobre él, incluso con algunos textos. Me lo tragué entero, pero decidí que esto no bastaba y que debía conocer las otras tradiciones semejantes a la de Jan Klaassen. Para ello, me puse a viajar y así conocí a muchos titiriteros de toda Europa: traté mucho a Martin Bridle y a John Styles, ilustres Professors of Punch and Judy, a Bruno Leone de Nápoles con su Pulcinella, al Polichinelle de Philippe Casidanus de París, a Frieder Simon de Halle con su Kasperl, a Anton Anderle, de Bratislava... De ahí saqué muchas conclusiones e ideas, que me sirvieron para crear lo que debería ser mi Jan Klaassen.

Katrina y el Baby
Se trata de un proceso parecido al que vivió Joan Paolo Cardoso a principios de los 80, en Portugal, cuando aprendió el Dom Roberto del maestro Antonio Dias, o Bruno Leone y Salvatore Gato, recuperadores del Pulcinella en Nápoles, cuando las viejas tradiciones empezaban a declinar y unas nuevas generaciones de titiriteros les quisieron dar nueva vida y vigor.

Para Wim Kerkhove, el origen del personaje está claro: procede directamente del Pulcinella de la Comedia del arte, que de aquí pasó a los títeres. Respecto al origen del nombre Jan Klaassen, menciona la teoría del trompetista que se hizo titiritero.

Como explica Hetty Paërl, la gran especialista en el personaje, en el artículo de la Encyclopédie de la Marionnette y en tantos de sus libros, un trompetista llamado Jan Klaaszoon, lugarteniente de Las Provincias Unidas, se quedó sin trabajo al morir Guillermo II de Nassau, en 1652. Al tomar el poder Jean de Witt, representante de la burguesía oligarca, barre a los partidarios del antiguo régimen, los Orangistas. Nuestro trompetista tuvo que trasladarse a Amsterdam, donde realizó funciones de titiritero con obras críticas contra los gobernantes. Fue tal el éxito obtenido, que el personaje principal, que quizás fuera Polichinela, acabó llamándose como el titiritero, Jan Klaassen. 

- Pero quién te contará todo esto con detalle es Hetty Paërl: ella vive además en el mismo barrio, casi en el mismo lugar, donde se supone que vivió Jan Klaassen. 


Escena de la Muerte.
Le indico que sería fantástico poder ver a Hetty Paërl, de la que tengo algunos libros pero que no conozco personalmente. Al acto coge el móvil y la llama. Me concierta una cita para el domingo. ¡Qué suerte!, pienso, ¡no sólo puedo charlar con quién maneja hoy a Jan Klaassen sino también con quién mejor lo ha estudiado!

- Yo diría que Jan Klaassen, comparado con Punch, es menos cruel. También bate a todo el mundo, por supuesto, a la muerte, al diablo y al general, pero no mata ni a su mujer ni al baby. Una de sus acaracterística principales es que siempre se está peleando con Katrina, su esposa, una mujer de carácter. Inlcuso acaban divorciándose. Y aquí habría que hablar de otra teoría sobre el origen del personaje, que dice que fue un matrimonio que existió de verdad: se han encontrado sus nombres en los registros de una parroquia, y su acta de divorcio. Sus peleas se hicieron famosas y dice la teoría que ellos fueron los primeros titiriteros o quizás en quiénes se inspiraron aquéllos para definir a sus dos personajes principales. Otra característica es que ambos pueden ser muy infieles, tener aventuras cada uno por separado, aunque al final acaban reencontrándose.

¿No será eso una anticipación clara de la gran libertad que la mujer ha alcanzado hoy en Holanda, uno de los países más avanzados en igualdad de sexos y libertad sexual? Eso al menos es lo que rezan los programas publicitarios de Amsterdam. 

Wim Kerkhive con Jan Klaassen en el Dam.
Le pregunto si lo que importa más en los títeres de Jan Klaassen es el juego de la manipulación, como por ejemplo en el Pulcinella napolitano o incuso en el Punch, o más bien el juego y el uso de las palabras, como parece que ocurre más con Kasperl.

- Es una combinación de los dos recursos. Al menos eso es lo que yo hago. Piensa que mi Jan Klaassen es una creación propia, pues aunque esté inspirado en los datos de la tradición, tuve que interpretarlos a mi manera y hacérmelos míos. Y a mi me gusta jugar tanto con los ritmos de manipulación como con los juegos de palabras y sobre todo con los equívocos. Jan Klaassen lo entiende todo a su manera, que suele ser diferente a como lo entienden las demás personas. Y esto le da mucha comicidad.

- Otra característica de los dos personajes principales es que beben mucho. Ambos, marido y mujer, pueden acabar borrachos. Y también Jan Klaassen tiene el derecho a hablar con plena libertad delante de las autoridades. Por ejemplo, en las asambleas de la ciudad y delante del Burgmaster, él puede cantar las cuarenta a los políticos, criticarlos, decir lo que piensa o proponer sus soluciones.


Otro personaje de Wim Kerkhove.
En eso encaja con la tradición de los bufones, esos Jesters que tenían la libertad e incluso la obligación de decir sólo la verdad a sus señores, los Monarcas. Es, pues, un espíritu libre. Puede hacer todo lo que nosotros no podemos. 

- Para mi, esta posibilidad es muy importante. Piensa que yo empiezo a hacer títeres en una época de mucha contestación política, y con el teatro de marionetas encontré un lenguaje que me permitía criticar y hacer agitación callejera fuera de los partidos y con una libertad total. Cuando Jan Klaassen pega al General, en realidad está pegando a la Autoridad y poniendo en la picota a todo el Sistema. Eso era algo que aproveché para mis espectáculos, que en una época fueron bastante políticos y contestatarios. 

Le pregunto sobre la lengüeta.

- Yo no la uso. Pero cuando se solía utilizar, era para hacer la voz del Diablo, nunca la de Jan Klaassen. 

Una novedad, desde luego, que desconocía. Le pregunto sobre los títeres en el Dam (la plaza principal de la ciudad, donde se encuentra el Palacio Real, que fue construído para ser el Ayuntamiento):


Foto tras el encuentro.
- Esto está muy bien estudiado y dociumentado por Paërl. El primero en instalarse en el Dam fue Ianis Cabalt en 1893. Se conservan los permisos dados para actuar allí. Él estuvo hasta 1935, año en que muere. Le sucede Hemert Koebersen, que está hasta 1950. De 1950 hasta 1980, fue Daan Kersbegen, a quién llegué a conocer. Luego ya fui yo, aunque tuve que parar en 2007 a causa de una enfermedad. Pero en 2012 hemos regresado al Dam, ahora con mis alumnos, a los que pago para actuar en la plaza. 

¿Tienes alumnos?, le pregunto.

- Cuando tuve problemas de salud para continuar, decidí que había llegado el momento de enseñar lo que había aprendido. He abierto una escuela especializada en Jan Klaassen. El primer curso dura 4 meses, con una clase semanal de tres horas y muchas horas de trabajo en casa. Al acabar, hay la posibilidad de hacer unos stages actuando en la plaza del Dam los meses de verano. En este momento tengo 17 alumnos, y mi idea es crear una Asociación que otorgue certificados de aprendizaje de Jan Klaassen. 

La mejor manera, sin duda, de garantizar el futuro al personaje. Según me cuenta Wim, uno de sus alumnos, muy dotado, puede substituirle en muchos casos, de modo que la continuidad hoy por hoy está asegurada. Nos despedimos muy contentos de habernos conocido y con promesas de mantener un fuído contacto. 

Charla con Hetty Paërl.


Hetty Paërl junto con una pintura suya en la que aparecen
sus dos amigos Wim Kerkhove y Jan Klaassen.
Ya dije antes que Wim había concertado una reunión con esta Gran Dama de los títeres, autora de varios libros siempre dedicados a las marionetas populares europeas, aunque también lo es de un clásico titulado "Ombres et Silhouettes" (existe traducción en francés) del que nosotros, en mi compañía de La Fanfarra, aprendimos muchas cosas en su día. Otro libro suyo que conozco bien es el dedicado a Pulcinella, que está además publicado en italiano por el Museo di Pulcinella de Acerra, cerca de Nápoles, allí donde se supone que nació la famosa máscara napolitana.

Habíamos quedado en su casa, en el barrio llamado Jordaan, antiguamente muy pobre, hoy convertido en uno de los lugares más chics, más tranquilos y más solicitados por artistas y profesionales independientes para vivir en él. 


Imagen de Karparko, marioneta de Anton Anderle. Colección
de Hetty Paërl.
Debo decir que me da pena no haber conocido antes a Hetty, tal es la simpatía que irradia y el talante alegre e ilusionado que tiene. Y mientras tomamos un te y tras haberle explicado los motivos de mi viaje y del proyecto de mis Rutas de Polichinela, me va explicando como, según cuenta la leyenda, precisamente allí, justo detrás de su casa, fue donde vivió el trompetista Jan Klaassen, y donde solían vivir las personas con oficios parecidos. Se ofrece luego a dar una vuelta por la zona y mostrarme las calles y los lugares más emblemáticos. Por ejemplo, donde se encontraba un cementerio en el que una tumba ponía los nombres de Jan Klaassen y de su esposa Katrina, lo que confirmaría la segunda de las teorías que me contaba Wim Kerkhove. El antiguo cementerio hoy es un parque de juegos infantiles. 


Hetty Paërl en la esquina de la calle Willemsstraat, en
el barrio de Jordaan, donde se supone vivía Jan Klaassen.
Me explica que antes de actuar en el Dam, los títeres solían hacerse en el Botermarket (el mercado de la mantequilla), una zona en la que hoy está el museo de la Casa de Rembrandt, y que antiguamente era el lugar donde solían ejercer los titiriteros y otros vendedores de ilusiones. En aquella época, los titiriteros vivían en Duvelshoek (la Esquina del Diablo), donde hoy se encuentra un centro llamado Reguliersbrustraat, donde está el cine Tuschinski (conocido popularmente como el "Pathé"). 

Hetty Paërl ha conocido a los grandes maestros de los títeres populares y ha viajado por todas partes donde podía hallar evidencias de los mismos. Muy amiga de Bruno Leone, tiene un libro de viajes titulado "Tegen het decor van de rokende Vesuvius", en el que cuenta sus andanzas con Bruno Leone por Nápoles y Palermo. Además del libro ya mencionado sobre Pulcinella, su gran obra es un monográfico bellamente ilustrado con muchas fotos en color dedicado a los distintos personajes europeos de la tradición polichinesca, cuyo título es "Heerekrintjes", editado por Gaade Uitgevers, Veenendaal. Por desgracia para nosotros, no hay traducción del mismo todavía en ninguna otra lengua europea. También conoció al gran maestro eslovaco Anton Anderle, al que ayudó a viajar a Austria en la época comunista. De él son unas marionetas que tiene colgadas en la pared de su estudio, con los personajes de Kasparko y Zabinka como protagonistas.


Plaza donde se encontraba el cementerio de Karthuizer,
hoy en la confluencia de la calle que lleva el mismo nombre.
Nos despedimos con deseos de mantener el contacto y de continuar con nuestra conversación, pues Hetty tenía ya un compromiso a mediodía. Adjunto algunas imágenes del encuentro y de la zona del barrio Jordaan donde se supone vivió Jan Klaassen.

Algunas reflexiones sobre Jan Klaassen y Amsterdam

Curioso pero lógico, que al estar en Amsterdam, haya pensado tanto en Venecia. Dos ciudades de canales -suele llamarse Amsterdam la Venecia del Norte, título que se disputa con algunas otras urbes con semejantes pretensiones-, que fueron independientes, libres y cabezas de un imperio, esplendorosas ambas, repúblicas las dos básicamente de mercaderes y, como me comentaba mi amigo Willem Bruls comiendo ayer en un agradable restaurante del barrio de Jordaan, también enfrentadas por un igual al Vaticano, con intensidades diferentes, por supuesto, pero persistentes. Claro que la muy católica, apostólica pero poco romana Venecia está llena de iglesias por todas partes, y su disputa política con el Papa no ha impedido que se regodeara en la proliferación de imágenes, estatuas, teatros y cuantas maneras de representar la figura humana pudiera haber. 


La Oude Kerk o Iglesia Vieja.
Amsterdam tuvo que pelear durante 80 años en una larga guerra con el Imperio Español para ser libre, guerra que acabó ganando, y cuya victoria le dio el tremendo empuje que la llevó a posicionarse como el primer gran imperio mercantil de Europa, antes de que el Británico le acabara haciendo sombra. Y mientras Venecia iniciaba en el siglo XVII su lento pero inexorable declive, agarrada a un Mediterráneo que ya no ofrecía nuevas aventuras comerciales, y asociada al Imperio Turco que languidecía al mismo ritmo que ella, Amsterdam vivía su Edad de Oro, convirtiéndose en una de las ciudades más ricas, tolerantes, talentosas, exploradoras e importantes del Continente Europeo. 


Fachadas de Amsterdam, cerca de la Estación Central.
Fue seguramente a finales de esta época de esplendor cuando nació Jan Klaassen, ya en el siglo XVIII, cuando las clases populares empezaron a vivir momentos duros. Uno de estos barrios donde se concentraban los pobres era el mencionado Jordaan, una zona húmeda e insalubre, de construcciones pequeñas y de madera. De allí surgió este grito rebelde del personaje de Jan Klaassen, como si el despertar de los sueños de grandeza requiriera de esta voz libre que podía decir lo que quería y despacharse a gusto con los poderosos. La estructura de los polichinelas europeos, con sus enfrentamientos arquetípicos con la Muerte, el Diablo y los Poderes, le venía como anillo al dedo. Un personaje que nacía así muy popular y muy querido por el pueblo, de ahí que le permitieran emborracharse tanto como quisiera, algo que a todos les gustaría hacer pero que no siempre se lo podían permitir. Y así, mientras el Punch inglés mostraba sobretodo la rabia contenida que explotaba en arrebatos vitalistas de violencia, y el Kasperl alemán oscilaba entre la comedia burguesa y el desgarro profundo de un enfrentamiento casi metafísico con el entorno, Jan Klaassen surge gruñón pero alegre, un borrachín simpático y peleón, metido siempre con peleas matrimoniales pero que permitían a ambos cónyugues tener sus aventurillas y lances amorosos. Cansados del Baby llorón, pero al que acaban siempre salvando y muy contentos de tenerlo de nuevo en casa. Un personaje pues familiar, cercano y entrañable para su público, que lo tenía y lo sigue teniendo como un símbolo de algo muy íntimo y querido, aunque ahora sus gritos no retumben en todo el Dam como antes, a causa de la cantidad de turistas y del bussness show en que se ha convertido la ciudad o parte de ella. 

Pensamientos que me vienen a la cabeza antes de abandonar mañana Amsterdam y regresar a mi muy querida Barcelona.