Es preciso aquí decir que tuve la suerte de encontrarme en Barcelona con Rod Burnet, reputado Professor of Punch and Judy, que se encontraba actuando en La Puntual. Vi su espectáculo –espléndido como siempre, adaptado a los espectadores de corta edad del teatro sin perder por ello la viveza ni la espontaneidad feroz del personaje, con su máquina de hacer salsichas muy bien engrasada y encantadoras rutinas que despertaron el entusiasmo del público–, lo que supuso un oportunísimo baño de Punch antes de trasladarme a Londres. Luego comimos juntos en compañía de Eugenio Navarro en un céntrico restaurante, dónde recibí las cuatro indicaciones indispensables, entre ellas la necesidad de encontrarme con Geoff Felix y de consultar los archivos del Victoria & Albert Museum.
He cumplido al pie de la letra sus instrucciones y ayer pasé todo el día en la sala de lectura del V&A Museum, que se halla en un edificio contiguo al centro de convenciones Olimpia. Imposible ver en un día ni un milésima parte de lo que se guarda allí, pero sí pude oler y echar un vistazo a los viejos documentos, tesoros recopilados con los años por personas como George Speaight y Gérald Morice, o por asociaciones como la British Puppet and Model Theatre Guild. Por cierto, que esta asociación, fundada en 1925, tuvo de presidente al eminente dramaturgo Gordon Craig de 1930 a 1948.
Fotografías, recortes de periódico de los siglos XIX y XX, primeras ediciones de libros memorables como la recopilación de una obra de Punch al parecer del italiano Piccini (el primero en representar a Punch en la calle y en su formato actual) a cargo de J.Pyme Collier con las famosas ilustraciones de George Cruikskauk, libro publicado en 1854.
Muy interesantes también las notas periodísticas referentes a una campaña de boicot a las representaciones de Punch realizadas por la Society’s Animal League of Friendship en el año… 1853! Por lo visto, molestaba mucho el maltrato que recibía el perro Toby, representado por un títere, claro…
Lo que me hace pensar de qué modo la bienpensante sociedad victoriana ayudó a resaltar los aspectos oscuros del personaje, por la simple excitación que produce la oposición de los contrastes. Lo que explica que ya en el siglo XIX Punch fuera visto como un personaje simpático por la opinión libertaria y acratizante, como lo demuestra la revista “Punch or the London Charivari”, publicada en 1841. Cito un fragmento de su editorial, muy ilustrativo de cómo era visto el personaje por aquellos agitadores de la época:
“…We have considered him (Punch) as a teacher of no mean pretensions, and have, therefore, adopted him as the sponsor of our weekly sheet of pleasant instruction.”… ”When we have seen parading in the glories of his motley, flourishing his baton (like our friend Jullien at Drury-Lane) intime with his own unrivalled discord, by which he seeks to win the attention and admiration of the crowd, what visions of graver puppetry have passed before our eyes!”.
¡Magnífico homenaje a Punch!
Seguramente han sido muchas las campañas anti Punch en su dilatada historia, pero me constan al menos dos: la realizada durante la época victoriana y otra más reciente, durante los años 90 del siglo XX, en un impulso desmesurado de corrección política que asoló Europa por aquellos años. La actualiddad, por suerte, parece ir a favor del personaje. El realismo se impone y las maldades reales del mundo salen a flote, ya sea por las filtraciones de Wiki Leaks o ya sea porque son tantas las maldades y los dislates que se intentan ocultar, que ya nadie puede impedir que salgan a relucir por todos los lados. Punch, justiciero ácrata, se adapta bien a este ambiente de poblaciones empobrecidas por los bancos y las codiciosas multinacionales.
Para acabar esta entrada, sólo mencionar las magníficas imágenes aparecidas en algunos periódicos durante la Segunda Guerra Mundial, en la que Punch se ensaña con Hitler con grandes aplausos de la audiencia, o la de un retablo (imagen adjunta) dónde un magnífico Churchill con su puro en ristre machaca a garrotazos a Hitler. La vitalidad del personaje estuvo en aquellos tiempos al lado de su público, cumpliendo con su deber cívico.
Muy bueno, gracias por la data!
ResponderEliminar