sábado, 20 de agosto de 2011

Documental sobre el teatro de títeres de Yoshida Chiyokatsu

Escena del monje libertino de una función actual
del Sarukura Nyngio
Desconocía por completo las dimensiones del teatro de títeres de guante en Japón. Dada la asentada pervivencia de las más antiguas tradiciones en este país, era de esperar que también en este campo existieran ejemplos interesantes. Lo pude comprobar el último día de estancia en Tokio, al ser invitado a presenciar un pase privado del documental hecho hace 40 años sobre el teatro del señor Yoshida Chiyokatsu, un maestro fallecido en 2001 y del que Tamiko Onagi me había hablado con mucho fervor. Fue la misma autora del reportaje, la cineasta Sukama Masako, quién nos invitó a su estudio para visualizar este documento que pasó en su día por distintas televisones y que hoy sólo es posible encontrar en su archivo particular.

El caso de Yoshida Chiyokatsu es de alguna manera paradigmático en este tipo de teatro: el del titiritero campesino que, en los meses de inactividad en el campo, salía a los caminos con su retablo y sus títeres para actuar en los distintos festivales y celebraciones que se realizan en templos, santuarios, teatros y plazas de pueblos y ciudades. Se trata de una combinación, la del titiritero-campesino, que sigue existiendo adaptada a los tiempos modernos, pues son muchas las compañías que mantienen esta doble actividad, con espectáculos que muchas veces se representan en una única ocasión, como es el caso del Teatro Kudora de Iida, ya mencionado en este blog. Aunque más que campesinos, actualmente debería hablarse de voluntarios de muy distintas profesones.

Yoshida Chiyokatsu vivía en una aldea de la Prefectura de Akita, situada en el norte de Japón. Tras aprender el arte de los títeres de guante de Yohachi Ikeda, se convirtió en el continuador de su trabajo cuando años más tarde, con la ayuda de su mujer y de su hija, formó compañía propia. Rápidamente destacó en esta especialidad como el titiritero más admirado y reconocido de su tiempo, tanto por la calidad de la manipulación, de un alto grado de virtuosismo, como por elevar el viejo repertorio a niveles de gran dignidad ejecutante y calidad literaria.

Títeres del Sarukura Nyngio de la compañía
Aniwa, creada por Chojiro Hosokawa
en 1924, inspirado por los títeres
de Akita del señor Yohachi Ikeda.
El documental nos muestra varias representaciones suyas, auspiciado por su esposa, manipuladora y vocalista, así como por su hija, experta en el shamisén y también en la asistencia vocal, rítmica y coreográfica del espectáculo. Las funciones se realizaban sobretodo en abril, durante la fiesta de los Cerezos en Flor, una fiesta de las más queridas por los japoneses, que suelen reunirse bajo los cerezos para comer, cantar, pasar el día y la noche también y, sobretodo, para contemplar el espectáculo silencioso de las flores del cerezo. Es una fiesta que junta lo religioso con lo estético y lo puramente festivo, en este sincretismo sin par que es la práctica religiosa en Japón. El documental nos muestra varias situaciones: montando en una plaza, en un descampado, frente a un bosque de cerezos, en un local cerrado para comensales adultos que parecen celebrar una fiesta particular, y tal vez en un teatro. En todas ellas, se realiza un fragmento del repertorio del señor Yoshida Chiyokatsu.

Compuesto de unas cinco o seis obras, todas ellas largas y con mucho texto hablado así como profusión de escenas de lucha o de divertidos bailes, las escenas mostraban batallas de samurais entre si, con grandes serpientes mitológicas o con una mujer que en realidad es un diablo que va cambiando de rostro cada vez que el samurai vengador le corta la cabeza. Quizás la escena más divertida sea la del monje libertino que conquista a una mujer que lo ignora. Todo un ejercicio de virtuosa manipulación en la que se juega con dos hermosos parasoles y en la que hay un constante juego de seducción y de picardía tanto del monje como de la mujer. El tema del monje budista loco, pícaro y lúbrico es por lo visto recurrente en el teatro japonés, muy tratado en los títeres populares así como en el Kyogen, este género que se intecala en las representaciones de Teatro Noh.

Taiji Kawajiri con Pukichi al fondo
La idea de Tamiko Onagi de que el espíritu de Polichinela está de alguna manera presente en Japón, pudo constatarse viendo el humor y los juegos de manipulación del Sarukura Nyngio (nombre de esta tradición de títeres de guante) realizados por Yoshida Chiyokatsu. Así lo pareció entender también el antiguo director del Teatro Puk, el señor Taiji Kawajiri (1914-1994), quién sale en la película entrevistando al titiritero de Akita. Consciente de que se encontraba ante un verdadero virtuoso, invitó muchas veces al señor Yoshida Chiyokatsu a actuar en el Teatro Puk y fue bajo sus instancias que pudo en una ocasión verse su espectáculo en Europa, al actuar en Charleville-Mézières y en la ciudad belga de Liège. Cabría hablar aquí de cómo Taiji Kawajiri, buen conocedor de la tradición polichinesca europea, buscó siempre tener un personaje de estas características, motivo por el que inventó a Pukichi, el pequeño Puk, quién en su origen fue un obrero que luchaba por sus derechos y conquistas sociales. Su figura preside hoy los carteles más emblemáticos del teatro, aunque no haya tenido un desarrollo escénico posterior como personaje.

Machiko Watanabe "Machi", actual directora
del Teatro Puk, con el Pukichi actual
El documental filmado por Sukama Masako muestra no sólo los momentos más brillantes de los títeres, sino también la intimidad del titiritero en casa, en el interior del retablo, con su hija tocando el shamisén y su mujer manipulando al lado, de fiesta con la familia y sus amigos, o montando el gran retablo en el que actúa. Un tono poético, pulcro y premonitoriamente nostálgico impregna toda la película, de 80 minutos de duración, como si la directora fuera consciente de que se encontraba filmando algo que pronto podría desaparecer. Y aunque sigan existiendo compañías que continúan practicando el Sarukura Nyngio, difícilmente volverá a verse esta feliz combinación de maestría en la voz, el canto, la improvisación y la gestualidad con los títeres. Un documento admirable que rescata una tradición que sigue y se transforma bajo el signo implacable de la modernidad.


Nota: la información que se da en estos artículos no es definitiva, pues debe pasar por el filtro de una verificación y corrección posteriores más rigurosas. Tómese más como "notas de viaje" que como textos ensayísticos de carácter concluyente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario