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Edificio del Instituto Cervantes
de Tokio |
El miércoles 3 de agosto tocaba actuar en el Instituto Cervantes, ubicado en el corazón del barrio académico por excelencia en Tokio, entre Hanzomon y Yotsuya, junto a varias universidades, entre ellas la de Sofía, institutos, colegios y escuelas preparatorias para la universidad. Según reza la publicidad del centro, se encuentra en un nudo de comunicaciones privilegiado junto a las estaciones de metro y tren de Kojimachi, Ichigaya, Yotsuya, Hanzomon y Nagatacho. Por cierto, no lejos del Palacio Imperial. Una zona pues céntrica, aunque en una ciudad tan grande como Tokio, los centros suelen multiplicarse en cada sector de la ciudad. Abierto en el año 2007, el Cervantes de Tokio es por lo visto el más grande de los que existen en el mundo: un edificio de 7 plantas, 3 sótanos y un total de 4.300m².
La sala, situada en uno de los sótanos, es de una acústica perfecta y caben en ella unos 150 espectadores. Era la primera vez que se hacían títeres en el Centro y se ignoraba cuál sería la respuesta del público. Cabe decir que la convocatoria fue un verdadero éxito, pues la sala se llenó hasta los topes –se necesitaron añadir sillas y hubo gente que siguió la obra de pie. El público que acudió, mayoritariamente adulto, aunque también había algún niño, se dejó encandilar por el espectáculo, de modo que incluso participó activamente en el mismo, algo extraño en los espectadores japoneses, que por lo general suelen ser muy reservados y contenidos.
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Yoshiharu Fujiwara, Rebecca Simpson, Teresa Iniesta
y Toni Rumbau
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La experiencia, pues, fue muy agradable y todos salimos contentos de la misma. Lo celebramos en un restaurante japonés cercano al Cervantes, invitados por Teresa Iniesta, responsable Cultural del Centro. Por cierto, acudió a la función y a la cena posterior Yoshiharu Fujiwara, traductor y periodista de cultura del diario The Daily Yomiuri –nombre inglés de este periódico que es uno de los de más tirada del Japón y del mundo, pues los periódicos japoneses son los que más ejemplares imprimen del planeta. Lo cito porque Yoshiharu es un viejo amigo mío a quién conozco desde el año 1983, cuando vino a Barcelona con nuestro amigo común el director de escena francés Nicolás Bataille, y luego volvió a visitarnos durante las Olimpiadas, en 1992. Yoshiharu Fujiwara habla perfectamente el español e incluso el catalán, además del italiano, portugués, francés e inglés, y fue un verdadero placer reencontrarnos después de casi veinte años de no vernos. Con él charlamos de varios temas muy interesantes sobre los antecedentes de los distintos géneros de la animación en la época Edo.
La siguiente etapa de estas Rutas de Polichinela nos llevará a Lida, dónde se desarrolla el Festival de Títeres más importante del país. Capítulo que dejo para la próxima entrada de este blog.
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