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miércoles, 27 de febrero de 2013

El Museo de Marionetas de Lübeck

La Puerta de Holsten, en Lübeck.
Nada más llegar a Lübeck, dirigí mis pasos al Museo de Marionetas de la ciudad, uno de los más dotados y prestigiosos de Europa. Situado en el centro mismo de la ciudad, a poca distancia de la mismísima e impresionante Puerta de Holsten, la antigua entrada principal de Lübeck, el Museo ocupa cinco edificios antiguos, construídos según la típica arquitectura gótica de ladrillos rojos, en uno de los barrios más pintorescos y bien conservados. Al lado mismo del Museo, se encuentra el Teatro de Marionetas de la ciudad, llamado Figurentheater.

El edificio del Museo.
Conocía la historia del Museo, porque está al alcance de cualquiera con sólo buscar en la Wikipedia, y sabía que su artífice no era otro que el señor Fritz Fey, un coleccionista que cedió su increíble colección a la ciudad de Lübeck. Pero lo que no sabía era que su padre, llamado como el hijo, fue un conocido titiritero de la ciudad, y que tuvo hasta el año 2006 su propio teatro estable, llamado Marionettentheater Fey, justo donde hoy se encuentra el mencionado Figurentheater.

Kasperl.
El Museo es realmente grande y tiene piezas de un gran valor. Además de las colecciones europeas, que son las que más me interesan particularmente en esta visita, hay preciosos conjuntos de marionetas de África, de China, de la India, así como siluetas del teatro de sombras de Turquía, India, Indonesia y China. Igualmente hay salas dedicadas a los títeres utilizados en películas y series conocidas de la televisión alemana. Pero lo bueno del Museo es que además de las piezas expuestas, hay profusión de fotografías, algunos videos (pocos), carteles y un sinfín de pequeños objetos e ilustraciones que ofrecen una visión rica y transversal del mundo de los títeres. Sin ser un Museo de los que gustan amontonar -y que a mi tanto me fascinan-, tampoco podemos decir que sea tacaño en la exhibición de piezas y materiales. Yo diría que es pródigo pero elegante en el exceso y con un esmerado gusto en la ordenación expositiva. Por otra parte, no podía ser de otro modo, siendo como es básicamente un museo de coleccionista.

Títere de los realizados en un campo de prisioneros, tras
la Segunda Guerra Mundial
Me impactó la sala dedicada a las Vanguardias, centrada básicamente en el artista titiritero Kramer -que también estaba muy presente en el Stadtmuseum de Múnich- con unas imágenes de vídeo en las que vemos a Kramer en plena acción, manipulando o en su taller. Pero es en esta misma sala donde hay dos verdaderas joyas de impacto: una es la escueta pero poderosa colección de títeres realizados por prisioneros alemanes de los campos británicos tras la Segunda Guerra Mundial. Los títeres, con un Kasperl entre ellos, tienen una fuerza tremenda. También en esta sala hay un grupo de marionetas realizadas en la línea de la escuela Bauhaus, que tanto me recordaron las de Frieder Simon de Halle.

Kasperl de la misma serie de títeres del campo de prisioneros.
Pero creo que donde más sobresale el museo de Lübeck es en sus colecciones de títeres populares de las compañías alemanas y de otros países que recorrían el centro y el norte de Europa con sus retablos o con sus teatros ambulantes que llevaban en carromatos. Títeres de guante, increíbles todos, y marionetas de hilo o de vara en la cabeza. Y entre todas estas joyas, encontré una gran variedad de Kasperls, profusión de diablos, más algunos Punch, Guignol, y otros personajes afines.

Jester, de William Merritt Chase (1875)
Me fijé que el catálogo del Museo engloba a todos estos personajes como los Clowns, los Spassmacher en alemán o los Jesters en inglés. Es una manera de indicar la importancia de estos personajes medievales, los bufones o los jesters, que seguramente tuvieron una gran influencia en los polichinelas de la región. Habría que mencionar aquí la figura de Till Eulenspiegel, un personaje procedente del folclore medieval alemán con una presencia continuada en la literatura y en la imaginación del pueblo, y que podría definirse como la figura de un bufón que vivía libre y vagabundo, y que decía las verdades que nadie se atrevía decir. Se le conoce en toda el área de habla alemana, Bohemia incluída, los Países Bajos y hasta en Italia. Cuando se le representa, suele vestir como un clown, con algunos aires de Kasperl. Es lógico que todas estas figuras se superpongan y se influencien entre si, y que se presten constantemente atributos, tanto físicos, como morales o de la indumentaria. Vimos lo mismo en el Polichinelle francés, del que muchos dicen que viene tanto del Pulcinella italiano como de los Fous medievales, como el conocido Triboulet, que inspiró a Victor Hugo en su drama "El Rey se divierte" e indirectamente a Verdi con su Rigoletto.

Estatua de Till Eulenspiegel en Mölln,
Alemania.
Viendo las múltiples caras que toman los Kasperls y otros personajes afines, no hay más remedio que remitirnos a este fondo arquetípico de figuras locas pero libres, que recorre la historia de los pueblos y que toma nombres y figuras diferentes según las culturas y las geografías. Son evidencias que sin embargo no deben ocultarnos los perfiles y las características propias que nuestros personajes van tomando en cada lugar.

Adjunto algunas imágenes de las tomadas en el Museo más otras relacionadas con el texto.

Kasperl.
Kasperl.
Marotte.

Kaspar.
Viejo.

martes, 26 de febrero de 2013

Las diferentes caras de Kasperl

Kasperl de guante. Staddtmuseum de Múnich.
Acabado de llegar a Lübeck, tras los intensos días polichinescos vividos primero en Múnich y luego en Halle, esta ciudad de la Sajonia-Anhalt, me siguen rondando por la cabeza algunas cuestiones intrigantes sobre la temática de Kasperl, a saber: ¿a qué se debe la extraordinaria variedad de tipos y rostros que nos presenta el polichinela alemán? Bueno, intrigante pero a su vez lógico, dada la gran fragmentación social y política que históricamente ha conformado el mundo germano.

Claro que los tiempos cambiaron en el siglo XX y la emergencia nacional prusiana creó el espejismo de una gran unificación. ¿Es eso así en la actualidad? Yo más bien diría que no. El llamado "Milagro Alemán", un fenómeno a todas luces insólito y que no se explica sólo por las inversiones del Plan Marshall, tuvo su base de partida en un estado federal que otorgaba de nuevo a los territorios históricos un gran poder con categoría constitucional de sujetos políticos plenamente autónomos.

Si añadimos este atomismo a la división Este/Oeste, que en la reunificación de 1990 no acabó de desaparecer, sino que se sumó a la reorganización de la RDA en sus históricos Lands, nos encontramos con una realidad de sorprendente fragmentación que conecta la actual Alemania con aquel fecundo y rico, especialmente en su primera y última etapa, conglomerado de reinos y pequeños ducados independientes aunque unidos por el Sacro Imperio Romano Germánico (el Sacrum Romanum Imperium) que duró hasta 1806, y que las guerras religiosas todavía atomizaron más.

Por lo tanto, podríamos decir que tanto el llamado Milagro Alemán como su actual poderío económico se han sustentado y se sustentan en realidades de gran atomización política y social, lo que explica también esta profusión de Kasperls diferentes que nos llegan de la Historia, pero que parecen reafirmarse en un momento como el actual, en el que la temática titiritera parece resurgir de unas cenizas que nunca acabaron de apagarse del todo.


Imágenes de las marionetas checas del Museo de Moravia de Brno.

Quizás sorprenda a alguien oirnos hablar de Kasperl cuando lo que hoy se lleva es el teatro de objetos, la robótica y los lenguajes visuales de las imágenes reproducidas y manipuladas. Y, en parte, tiene razón de sorprenderse. Pero sólo en parte. Hay otra parte oculta que las modernidades no captan pero que se encuentra en el mismo corazón del pensamiento contemporáneo y que tiene que ver con las dualidades desdoblatorias de los títeres tradicionales de toda la vida. Eso que parece obsoleto y superado por la Historia de la Cultura, sigue sin embargo en sus trece, ejerciendo sus funciones proyectivas y desvelando a propios y extraños no pocas oscuridades de las almas humanas.

Resulta entrañable y emocionante en un alto grado constatar como la fidelidad al personaje de Kasperl ha significado, para titiriteros como Frieder Simon (ver el texto anterior publicado en este blog), una verdadera balsa de salvación útil para cruzar las décadas de Comunismo sin perder el alma por el camino. Que ahora estos esforzados titiriteros deban luchar contra las nuevas modernidades que pugnan por eliminar todo aquello que no se deja someter a la digitalización, no les resta mérito alguno. Muy al contrario, sus actitudes de resistencia creativa quedarán como modelos para las nuevas resistencias a lo digital que pronto estaremos obligados a desarrollar, cuando todos tengamos nuestros Ipods e Ipads bien metidos en el cogollo, más no pocos chips en orejas, narices y cerebros.

Pero el motivo de esta reflexión era otro: indagar sobre las dos áreas religiosas del mundo germano, el católico y el luterano, y discernir si ello tiene alguna relación con los diferentes Kasperls que se produjeron en cada zona.

Mi punto de vista es que sí. Claro que en este asunto hay que tomar todas las reservas posibles y aceptar que no existen tales regiones delimitadas con claridad, sino que las superposiciones han sido y siguen siendo lo normal. Pero sí podríamos aventurarnos a decir que el lado católico, más relajado en el tema de la representación figurativa, sin duda propició la existencia de una figuración más elaborada y detallista, tan propia del Barroco, lo que explica que en Baviera hubiera un Kasperl Larifari de marioneta de hilo y de vara en la cabeza en varias compañías, o que en la católica Bohemia la tradición predominante fuera la de las marionetas de vara, de una gran categoría figurativa, muchas de ellas realizadas por los mismos tallistas que creaban la estatuaria religiosa de las iglesias.

Kasperl. Stadtmuseum de Múnich.
En las zonas de predominio evangelista o luterano, proclives al ahorro y a la contención figurativa, se entiende que se haya impuesto una figuración más esquemática, sintética y abstracta como es la de los títeres de guante, con una tendencia natural a la expresión grotesca y a la extralimitación sintética de las formas y de los comportamientos a modo de válvulas de escape de estas sociedades reprimidas, que necesitaban desfogarse. La castración figurativa de los fundamentalismos abstractos producía estos estallidos de energía primitiva que son los Punch, Jan Klaassen, Mester Jakel o el Kasperl del títere de guante.

En las zonas católicas, el relativismo moral entre el Bien y el Mal, que el Vaticano ha encarnado con tanta maestría y naturalidad, produjo marionetas más complejas y sofisticadas, como las representaciones populares del Fausto tan bien exponían (ver el vídeo de las marionetas checas del Museo de Brno). Quizás fuera este relativismo frívolo, casi libertino y falsamente moralista de las representaciones titiriteras lo que impactó a Goethe en su juventud, impregnado como estaba por el luteranismo pietista: tal vez ansioso por cuadrar un círculo que a él no le cuadraba, escribió el Fausto.

Dos maneras diferentes de encarar la expresión: desde el barroquismo contrarreformista que se regodea en las imágenes y los decorados, o desde la abstracción sintética que busca la esencialidad. La primera expande sus atributos pero pierde fuelle expresivo. La segunda, se empobrece hasta lo imposible pero se dispara en intensidad. Dos extremos que nunca aparecen puros sino que se compensan y se seducen mútuamente, creando una variedad infinita de matices y de formas mixtas y complejas que explican esta variedad de las figuraciones titiriteras en el mundo alemán.

domingo, 24 de febrero de 2013

Kasperl en Halle. El señor Frieder Simon.

Retrato de Händel.
Mis Rutas en pós de Kasperl me llevan a Halle, la ciudad  más grande del land Sajonia-Anhalt, conocida especialmente porque en ella nació el genial Georg Friedrich Händel (1685-1759), compositor alemán que desarrolló casi toda su carrera en Inglaterra, autor de 43 óperas y de 26 oratorios, entre el que destaca el universalmente conocido El Mesías (1741), obra que sigue gozando del fervor incondicional del público.

En la actualidad, Halle, que perteneció a la antigua RDA, se recupera del gran bajón que representó para toda la zona el hundimiento del Comunismo, dejando obsoletas las principales industrias de la ciudad. A favor suyo tiene el hecho de que es la ciudad de Alemania que más cantidad de antiguos edificios catalogados contiene, al salvarse en parte de los grandes bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Algo que se nota muy agradablemente al pasear por el centro de la ciudad, lleno de casas nobles muchas de ellas todavía por restaurar, lo que le da un aire de preciosa ciudad a la que todavía no le han pasado el inevitable y arrasador cepillo de la uniformización turística. Lo que sin duda no tardará en llegar, como ya empieza a notarse en algunos detalles.

Por cierto, para los amantes del chocolate, importante saber que la fábrica más antigua de alemania de este producto es la Hallooren-Werke, de Halle. Acercarse a su antigua tienda en Delitzscher Street 70, y probar su original "Halloren-Kugeln"es uno de los placeres que no hay que perderse. 

Para nosotros, los titiriteros, Halle es importante también por su gran Teatro de Ópera y por su Teatro de Marionetas, ambos muy bien colocados en el ranking alemán y europeo. Un teatro de ópera de los de antes -que todavía tiene talleres de escenografía y de vestuario, cuerpos de baile y buenos elencos de voces e instrumentistas- y muy abierto a los compositores de afuera. Allí se estrenó con gran éxito la ópera Juana (2005, coproducción con el Festival de Ópera de Bolsillo y Nuevas Creaciones, de Barcelona), del compositor catalán Enric Palomar y la libretista inglesa pero residente en Barcelona Rebecca Simpson, y aquí se estrenará en octubre de este año una nueva ópera titulada Skydisc, del compositor también catalán Ramon Humet y de la misma libretista Rebecca Simpson. En cuanto al Teatro de Marionetas de la ciudad, es conocido por la calidad de sus montajes, siempre con una doble programación para niños y adultos. Actualmente están representando una versión con marionetas de la obra "El Jugador", de Fedor Dostoieski.

Retrato de Martin Luther en una fachada de la Marktkirche St. Marien
Importante saber que Halle está situada en el núcleo luterano por excelencia: Eisleben, la ciudad en la que nació Martin Luther, está a muy pocos kilómetros, y el mismo Lutero vivió un tiempo en Halle. No en vano aquí se guarda la Biblia Evangélica más antigua que existe. Una presencia que, como la del inmortal Händel, está presente en las calles de la ciudad.

Escultura dedicada al personaje popular "Zither-Reinhold".
Pero si de los personajes famosos queremos pasar a los más anodinos pero no por ello menos importantes, quedémonos con la imagen de un loco que tuvo la ciudad, Reinhold Lohse (1878-1964), más conocido por el vulgo como "Zither-Reinhold", quién por lo visto vivió de músico callejero conviertiéndose en una figura tan popular como querida de los vecinos de la ciudad. En su honor se ha levantado una bonita escultura, bien situada en la calle más céntrica y peatonal, obra de Wolfgand Dreysse, en la que el personaje, con una cara de pillo y de bufón juglaresco que bien podría ser la de un Kasperl anónimo y callejero, aparece desdoblado en dos: en una figura pequeña en la que un concentrado Reinhold toca una cítara, y otra figura exultante, jocosa y feliz, en la que nuestro héroe se regodea de la música y de la existencia libre que le ha tocado en suerte.

El Kasperl del señor Frieder Simon.

El señor Frieder Simon con el Kasperl de "La Muerte Madrina".
Pero la razón primera y última de mi llegada a Halle no es ninguno de los reclamos antes anunciados, sino porque aquí es donde vive uno de los más reconocidos y auténticos maestros de Kasperl, el señor Frieder Simon, que sigue muy activo con el personaje. El azar quiso que lo conociera a través de su hija, Sophia Simon, filóloga que habla perfectamente el italiano, el francés, el castellano y el catalán, además del inglés, el ruso y el alemán. Anuncié mi llegada hace ya unos días, y la suerte me ha acompañado, al coincidir con una actuación suya en un histórico lugar de Sajonia-Anhalt, en el restaurado castillo de Hobeck, en la localidad de Leitzkau, no lejos de Magdeburgo, la actual capital del Land. Insisto en el adjetivo "restaurado" porque casi todos los edificios históricos que se conservan en esta zona de Alemania han tenido que ser restaurados o simplemente reconstruídos, aquejados por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

Otros títeres de Frieder Simon
Fui invitado a acompañarle a él y a su hija Sophia, que acudió en calidad de traductora, y pude así conocer en directo y de primera mano la manera de trabajar de este veterano titiritero. Presentó una obra de su repertorio para adultos, una preciosa adaptación del cuento de los Hermanos Grimm "La Muerte Madrina" en la que el protagonista no es otro que Kasperl. Lo que obliga al titiritero a cambiar el final de la historia, pues bien sabido es que Kasperl no puede morir, por la simple razón de que es inmortal.

Viendo actuar al Maestro Simon, comprendí que lo más interesante de su espectáculo era la apropiación tan personal que se había hecho del personaje de Kasperl así como del cuentro de los Grimm, al expllicar la historia con un lenguaje tan propio y original, y, a la vez, tremendamente sencillo en cuanto a la forma -resultado de un enorme trabajo de depuración estilística, por supuesto. Una depuración que se nota producto del oficio y de los años de experiencia, y por ello mismo, diáfana, clara y transparente. Es decir, sin una gota de intelectualismo, que es lo que suele molestar en los procesos de depuración estilística.

La sala del castillo de Hobeck, con el retablo del señor Simon al fondo.
Empezando por el mismo protagonista, Kasperl. Parece una abstracción del personaje de rasgos grotescos con los que a menudo se le representa. Y aquí es donde debemos alejarnos de la mirada corta y ver estos procesos con la distancia de la perspectiva histórica, es decir, saber que el contexto en el que Simon creó a su particular Kasperl fue el de la RDA, una sociedad cerrada, vigilada y sofocante, en la que para sobrivivir cada uno tenía que inventarse sus espacios particulares donde respirar y sentirse libre. Es evidente que para Simon este espacio fue el de los títeres, y que en él encontró a Kasper como un doble muy cercano pero a su vez suficientemente alejado como para permitirle decir las cosas que él jamás se hubiera atrevido a decir, si no quería caer en el ostracismo del sistema.

Otro kasper del señor Simon (foto realizada en su casa).
Conectó de este modo el titiritero con la función principal que siempre ha tenido Kasperl o Polichinela, que es la desdoblarse para chillar en voz alta lo que sólo se permite decir a los títeres, esquivando las reglamentaciones incómodas del comportamiento social y encarnando de este modo los anhelos libertarios inherentes al pueblo, especialmente cuando éste se halla sometido. Pero lo hace Simon con el refinamiento de la estilización que propicia el profundo poso cultural del pueblo alemán -y una esmerada educación artística, bajo la influencia directa, en este caso, de la Escuela Bauhaus. Es decir, sin arrogancia ni pedantería ni impostación alguna. Una naturalidad madura que solo el dominio del oficio y la honestidad del artista permiten.

Frieder Simon con el teatro y los títeres puestos en dos maletas, de joven.
Es curioso que el nombre escogido por Simon para su compañía sea el de Larifari, apellido que toma el Kasperl de Múnich (el que Graf Pocci fijó para la historia) y que derivaba a su vez del personaje encarnado por el actor La Rocha, como se indicaba en el artículo anterior. Extraño porque ya dijimos que Kasperl Larifari solía representarse como marioneta de hilo y no de guante. Quizás con ello el titiritero de Halle nos quiere decir que su Kasper, aun siendo de guante, busca conectar con la corriente más culta del personaje o, simplemente, huir de la deriva hacia lo grotesco de los Kasperls populares de guante para insistir en una estilización inteligente y más abstracta.

Simon con su primer Kasper.
Sea como sea, el Kasper -vean que en esta zona de Alemania, nuestro personaje pierde la letra ele, acercándose a la denominación de la región de Bohemia, pues en Praga toma el nombre de Kaspar o Kasparec (pequeño Kaspar)- del señor Frieder Simon adquiere un perfil propio y personalizado, como es de necesidad que ocurra, en una geografía que ha gustado tanto dejarse mecer por los tremendos vaivenes de la Historia. No es fácil haber pasado por la última Gran Guerra Europea (Simon la vivió de niño), adaptarse luego al modelo soviético para de pronto pasar, ya en la edad madura, al nuevo capitalismo del sálvese quién pueda. Sobrevivir a todas estas hecatombes es desde luego meritorio, pero requiere de un truco o un secreto: sin duda en el caso del titiritero de Halle es Kasper y su profunda capacidad liberadora. No es de extrañar que Simon le profese tanta devoción: en todos sus espectáculos sale su personaje fetiche, de un modo u otro, y siempre bajo formas diferentes.

Las multiplicidades de Kasperl y los espejos interiores del titiritero.

Karpar checo antiguo en el rellano de casa de Frieder Simon.
Ya dijimos en el capítulo anterior de este viaje tras las huellas de Kasperl, que son muchas las caras de las que dispone nuestro personaje. Vimos que en principio estaba el Kasperl Larifari y todos los que le siguen movidos con hilos o barra de hierro en la cabeza, y los definimos como personajes de obras con texto dramático escrito. Y luego hablamos de los títeres de guante más dados a la improvisación, a los argumentos sencillos y esquemáticos, y con tendencia a exagerar sus rasgos hacia lo grotesco o hacia una mayor abstracción. Pero lo que no habíamos visto es que en un mismo titiritero pudiera existir también una infinidad de caras de Kasper. Ello es lo que descubrimos al visitar los "cuarteles de invierno" del Maestro Frieder Simon y husmear brevemente por sus armarios y cajones.

Dos rostros distintos de Kasper.

Nada más entrar en su casa, tres viejas marionetas, seguramente del siglo XIX y de origen checo, nos reciben en el rellano. En el centro de los tres, un Kaspar de los de bigote, antiguo pero que todavía mueve ojos y boca tirando de un hilo.

Metidos ya en el amplio apartamento, descubrimos poco a poco una increíble variedad de caras de Kasper, como si el titiritero necesitara en cada nuevo espectáculo afirmar su segunda personalidad, que con los años se confundiría con la primera, sin actitudes trascendentales sino más bien juguetonas, no para amargarse sino al revés, para crear vida, alegría y reirse del mundo y de las dificultades.


La señora Barbara Simon frente a algunas de las criaturas a las que ha vestido..
Pero junto a las caras de construcción propia, van apareciendo del fondo de los cajones otros Kasperls procedentes de otras manos que se han sumado a la colección de los primeros. Es la colección privada que Frieder Simon ha ido acumulando durante su carrera artística. Imaginamos a todos estos Kasperls en un diálogo continuo entre ellos, buscando cada uno lo que tiene el otro que no tiene él, mientras al lado se acumulan princesas, muertes, diablos, payasos de caras endiabladas, don Juanes, Medeas, prostitutas, y un sinfín de comparsas que hacen de coro a los protagonistas de toda esta fiesta silenciosa. Pues parece obvio que en todos estos elencos reina Kasper, es decir, el alter ego de Frieder Simon, al que va modelando siguiendo el ritmo de los años del mismo modo que las manos de la vida lo van moldeando a él, al Simon real.  Así se mantiene el tono alto y una vitalidad fresca y juguetona, sobretodo cuando además hay una familia que también crece y se multiplica.

Kasperl antiguo de la colección del señor Simon.
Llegados a este punto, hay que insistir en esta frase que resume tantas cosas y muchas veces es olvidada por los observadores: "chercher la femme". Todas estas caras, hechas de madera, de cartón piedra o de otros materiales reciclados, necesitan un cuerpo, es decir, necesitan que se les vista. Y aquí es donde surge el trabajo silencioso y aparentemente invisible -en realidad, luce tanto como el de las caras- de Barbara Simon, la esposa del titiritero, encargada de crear los cuerpos de las criaturas que van naciendo de las manos de su marido. Pues si la cara es el alma de los títeres, el vestido es su cuerpo, de ahí la importancia cabal de este trabajo.

El señor Simon con uno de sus títeres.
Kasperl antiguo de estilo "Bauhaus" de la colección del señor Simon.
La visita en casa de los Simon fue todo un gozo titiritero, gracias a la generosidad de los anfitriones que no dudaron en abrir tanto sus corazones como sus muebles con sus vitrinas y cajones repletos de tesoros. Ante nuestros ojos se iba desplegando no sólo la quintaesencia creativa de toda una vida de titiritero, sino también la historia objetiva de los títeres del país, en esa faceta tan necesaria como entrañable que es la del teatro popular de los títeres de guante, siempre tan olvidado por las historias oficiales. Lo que antes se hacía en las calles y que sólo al cabo de las décadas o de los siglos acababa en las vitrinas más recónditas de los museos folclóricos de pueblos y ciudades, se encuentra concentrado y elevado a la categoría de arte en la vida y en la casa de Frieder Simon. Se entiende entonces esta necesidad de estilizar los trazos, de sacar su oficio del arroyo de la Historia, de sumar rostros que son perspectivas vitales.

Tres Kaspers diferentes del señor Simon.
Se notan aquí los estudios de los señores Simon en la escuela de arte de la línea Bauhaus, la Burg Giebichenstein Kunsthochschule Halle, donde ambos se conocieron, que marcó para siempre este gusto por el rigor de las líneas bien trazadas, de la síntesis expresiva, y de la estilización cubista.

Todo el trabajo de Frieder Simon rezuma estos principios adquiridos en su juventud, y que fueron su referente a lo largo de sus años de titiritero. También se nota su primer oficio de carpintero que ejerció antes de entrar en la escuela, y el gusto por trabajar la madera, el torno y los buenos acabados. 

Kasperl antiguo, sostenido por Sophia Simon.
En posteriores artículos recogeremos algunas reflexiones surgidas en los diálogos mantenidos con Frieder y Sophia Simon, respecto a posibles relaciones entre los estilos titiriteros y los contextos culturales y religiosos en las distintas regiones habitadas por Kasperl.

Muerte de la colección privada del señor Simon.
Fantasma de nieve de Kasperl en los jardines de la casa de los Simon.
Ejecutado por Emilia Simon.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Iglesias, museos y títeres

Imagen del carrillón situado en la torre principal del
Ayuntamiento de Munich: a las 11h y a las 12h, suenan al unísono
43 campanas y se activan 32 figuras de cobre, que escenifican
dos danzas en sus dos niveles.
A tres días de estar en Munich, ya empiezo a pensar que necesitaría la misma cantidad de semanas, meses o años para llegar a conocer realmente lo que se esconde en la capital  del antiguo Reino de Baviera, hoy una de las ciudades más dinámicas de Alemania. Se trata de una sensación que empieza a ser recurrente en mis viajes. Pero aún así, persisto en mis trece de hablar de títeres y ciudades. ¿Cómo explicarlo? La razón es la perspectiva empleada: ver las ciudades a ojo de titiritero y, en este caso aún más concreto, a ojo de un títere, Polichinela. Pero dejemos este tema de casuística autoral y vayamos al grano, pues es mucho lo que Munich pide al amante de los títeres.

Me gustaría, desde luego, hablar de muchas cosas interesantes, como del carrillón del que adjunto una imagen, del Teatro Cuvilliés (ojalá me dé tiempo de visitarlo), o de la tumba de Luís II de Baviera, el amigo de Wagner, que se halla en la Iglesia de San Miguel. Por el momento, y antes de entrar en materia, me limitaré a la iglesia llamada Asam Kirche, eso es, la Iglesia de los Hermanos Asam, que bien merece una atención.

La Iglesia de los Hermanos Asam

Se trata de una obra cumbre del rococó alemán de mediados del s.XVIII -junto con el Teatro Cuvilliés, joya también del rococó aunque de aspecto totalmente diferente y que pertenece al complejo de la Residenzia- cuya visita puede asustar a quién no esté acostumbrado a estas exageraciones del espíritu barroco. La sensación es la de entrar en una cueva oscura cuyas paredes, techos y aparejos parecen haber sido creados por la mano oculta de la naturaleza humana, cuando ésta se olvida del verbo "regular" y se deja arrastrar por el desmadre y la incontinencia imaginativa. Adoro estos lugares, que parecen querer competir con las fuerzas telúricas que esculpen los interiores de la tierra. En realidad, sus autores son los dos Hermanos Asam aludidos: Egid Quirin Asam financió la obra y fue su arquitecto, mientras Kosmas Damian Asam, pintor de profesión, se encargó de los frescos que cubren las paredes. La desbordante imaginación de ambos rellenó el conjunto con profusión de estucados, esculturas, columnas retorcidas, ángeles, calaveras e impresionantes murales, y uno tiene la sensación de encontrarse en una iglesia sumergida en el fondo del mar, entendido como ese mar simbólico que es el subconsciente, de unas profundidades muy superiores al mar surcado por los barcos. Al principio la iglesia fue de uso privado para la familia Asam, que vivía al lado, y que tal vez la usaran para sus viajes al más allá de la realidad consciente, hasta que las autoridades obligaron a abrirla al público. Hoy es  lugar de paso obligado en la ruta turística de Munich.

El Conde Franz Graf von Pocci y Papa Schmid.

Fotografía del Conde Franz von Pocci.
Regresando al mundo de las marionetas, se preguntará alguien porqué ha sido Munich la ciudad escogida para hablar de Kasperl. Podría haber sido Viena, pues parece que de allí procedía o más de prodigó el actor Johann Joseph La Roche (Bratislava 1745 - Viena 1806) que interpretaba al personaje cómico de Kasperl Larifari, de donde luego pasaría al teatro de marionetas. Pues bien, la importancia de Munich en el asunto de Kasperl se fundamenta en una razón concreta: fue el Conde Franz Graf von Pocci (1807–1876) quién escribió y publicó la mayor parte de las obras que existen sobre Kasperl, ya fueran textos recogidos de los titiriteros que lo utilizaban entonces, o bien textos escritos por él mismo en colaboración con su amigo Josef Leonhard Schmid (1822-1912), más conocido como Papa Schmid, creador del Teatro de Marionetas de Munich. Es tal la importancia de la labor efectuada por Graf Pocci, que sus obras siguen siendo el referente obligado en cuanto a textos canónicos de obras sobre Kasperl, aunque luego, obviamente, cada titiritero hace lo que más le place.

Dibujo de Papa Schmid.
Papa Schmid tuvo siempre el sueño de crear en Munich un teatro, con la intención de dignificar este oficio o arte popular que solía vivir en condiciones precarias casi siempre instalado en plazas, mercados y calles, y para ello tuvo la incondicional ayuda, artística y financiera, de su amigo Pocci, hombre bien situado en las altas esferas: además de dramaturgo, poeta, pintor y compositor, fue un miembro activo en la corte del entonces Rey de Baviera Luís I. El primer teatro nació en 1855-58 y cambió varias veces de lugar. En el año 1900 se instala en el mismo sitio que sigue hoy, en el antiguo cementerio de Blumenstrasse, cerca de la puerta de Sendlinger. Según parece, el más conocido teatro de marionetas de Salzburgo nació tomando como modelo al de Munich, que marcó la pauta a seguir. El de Munich está considerado como el más antiguo teatro de títeres de Europa.


Los aspectos de Kasperl.

Viendo el tema con perspectiva, sorprende los cambios en la fisonomía del personaje, de modo que puede decirse que existen dos Kasperls diferentes, por no hablar de una clara doble personalidad. Por un lado está el Kasperl más antiguo y "literario" (el que seguía más cerca de sus orígenes teatrales y que tanto Pocci como Papa Schmid pusieron en escena) que lleva barba y bigote y un sombrero acabado en punta. Por el otro lado, está el que actúa en los retablos para títeres de guante con unas facciones más cercanas a los Polichinelas especialmente del norte y centro europeos: Punch, Jan Klaassen, Petrushka, Vitez Lazlo, Vasilache... Doy algunas imágenes tomadas en el Stadtmuseum que ilustrarán mejor lo que digo que mil palabras.

Kasperl de Papa Schmid (1860). Stadtmuseum de Munich.



















Cartel del Teatro de Marionetas de Munich, con el Kasperl de reclamo
con la figura que le dio Papa Schmid. Stadtmuseum de Munich.

Kasperl con bigote y perilla de Johann Scnichtl (1870), de Munich. Muy
parecido al Kaspar checo.Stadtmuseum de Munich.



















Kasperl con bigote y perilla, con funciones de criado en este caso del doctor Fausto,
de Raimund Witz (1900).


Kasperl con Gendarme, de Buhne Dehner (1920-30), Stadtmuseum de Munich



















Primer plano del anterior.



















Kasperl de Muheimer Kaspertheater (1965). Stadtmuseum de Munich.




































Kasperl pisa a la Muerte, de Theater Johann Kräutlein, de Nuremberg.
Stadtmuseum de Munich.

En el Stadtmuseum de Múnich

Las puertas del Stadtmuseum de Munich se me abrieron ayer por la mañana, y pude gozar de una visita memorable. Memorable por los incontables tesoros que posee y especialmente por la preciosa colección de títeres y otros elementos relacionados con la temática que me ha llevado hasta aquí: el señor Kasperl, héroe de los teatros populares del mundo germánico.

Con los dos titiriteros del Dr.Döblingers Kasperltheater, en
la cafetería del Stadtsmuseum.
Antes de entrar, tuve una buena charla con los dos titiriteros del Dr.Döblingers Kasperltheater, Josef Parzefall y Richard Oehmann, a quiénes veré hoy actuar por la tarde con su espectáculo. Estos dos jóvenes cómicos han sacudido los viejos clichés del Kasperl de toda la vida y lo interpretan siguiendo los trazos de la tradición pero con aportaciones propias y desenfadadas, sacando todo el jugo a sus jugosos personajes. Hoy podré hablar del asunto tras ver su actuación. Charlando con ellos me di cuenta de la fuerza que tienen estos personajes que cruzan los siglos como si nada, y que a pesar de todo el polvo y la caspa que arrastran, consiguen despertar el interés de los jóvenes del siglo XXI, dando la vuelta a algunas cosas e incorporando otras. Lo que confirma mi punto de vista sobre el tema, y es que la vida de los Polichinelas del mundo goza de un gran momento, con muchos puntos a favor para que duren más allá de lo que la robótica y la inteligencia artificial parece querer permitirles.

Marioneta de Harry Kramer.
El Stadtsmuseum es un museo de la ciudad que agrupa lo que normalmente no cabe en los museos habituales dedicados a las bellas artes o a los oficios considerados como habituales e indispensables de una ciudad. Una de esas rarezas es la ingente colección de títeres y marionetas de todas las épocas que reúne, y que ocupa el último piso del edificio. Parecer ser que lo que se encuentra en los almacenes supera lo que está expuesto, como suele suceder en la mayoría de los buenos museos del mundo, pero desde luego lo que está visible es de una calidad extraordinaria. Sin pretender dar con una visión global del títere en cuando a técnicas y costunmbre, en cierto modo lo consigue a través del muestrario de la marioneta en el ámbito germano, desde sus elementos más populares y simples, entre los que destaca el mundo de Kasperl en sus distintas facetas y formas, hasta las más sofisticadas experiencias de las vanguardias del siglo XIX y XX, con muestras de altísimo valor.

Taller del profssdor Walter Oberholzer.
Por sólo mencionar algunos nombres, hay  las marionetas que se utilizaron para el estreno de algunas óperas de Paul Hindemith, o del Retablo de Maese Pedro de Falla, a cargo del Teatro de Marionetas de Munich, obras del Mechanisches Theater "Die Klappe", de Göttingen, el cabaret de Fred Schneckenburger, de Düsserdolf (1959), obras increíbles de Harry Kramer, piezas del Hochschule der Künste, de Berlín (1966), marionetas de Walter Oberholzer, de quién se reproduce también su sugerente taller, con algunas marionetas a medio hacer, o las famosas marionetas de O.Gulbransson realizadas entre 1928-29, que reproducen a personalidades históricas con Goethe en el centro, o las marionetas de Enrico Baj hechas con piezas del Mecano...

Detalle del frontispicio del teatro de Kasperl obra del
prof. Holzapfel.
Pero si regresamos al mundo de Kasperl, aquí las figuras expuestas son francamente excepcionales. Existe una sala especialmente dedicada al personaje, que reproduce un pequeño teatrillo, con un bello proscenio obra del profesor Holzapfel, de Munich con un par de títeres, un Kasperl y un Gendarme, de Bühne Karl Dehner (1920-30), tambié de Munich.

Pero las colecciones de varios grupos de personajes pertenecientes a espectáculo de Kasperl se suceden uno tras otro, mostrando las distintas caras del personaje. Se distinguen aquñi muy bien las dos modalidades que suele tener Kasperl, como títere de guante o como marioneta de hilo o de vara. En el primer caso, aparece su rostro más exagerado y truhanesco, semejante al de Punch, Petrushka y otros parientes próximos. En la versión de hilo, además de su mayor elegancia -solía servir de criado en casas de señores- suele llevar bigote y perilla, como ya vimos en el Kaspar y Kasparec de Praga. En realidad, son los mismos personajes, que las culturas locales se apropiaron al hacerles hablar con sus lenguas respectivas. 

Grupo con Kasperl al centrpo de Karl Nirkemneier (1900).
Continuaremos con más imágenes y explicaciones.