Para los titiriteros amantes del mundo de los objetos
considerados como receptivos de vivencias que nos hablan de otros tiempos y de otros
espacios, una de las mejores maneras de conocer una ciudad es precisamente a
través de sus objetos. Objetos especiales, claro está, que debemos buscar allá
donde se ocultan: en determinados museos, en tiendas curiosas o especiales, en
los mercadillos de viejo, en las casas-museo que la mayoría de las ciudades
tienen abiertas al público, o en las mismísimas calles.
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Farmacia china. Museo da Farmacia de Lisboa. |
Lisboa es especialmente rica en cuanto a la variedad y a la calidad
de los objetos capaces de definir determinados aspectos de su cultura y de sus
intimidades psíquicas. Varias son las razones que lo explican. De entrada, la
historia: Portugal fue el primer país europeo en crear un imperio comercial en países
como la India, Indonesia y China. Claro que la Ruta de la Seda existía desde
hacía mucho y las ciudades italianas fueron pioneras en adquirir las riquezas
que venían de Oriente.
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Cristo de marfil. Ceilán, s.XVI. Museo de San Roque, lisboa. |
Pero el primer intento de instalarse en el Pacífico, con
una confusa amalgama de intenciones que aunaba comercio con ocupación y
evangelización, fue el de Portugal. Intentos de instalarse en unas regiones de
poderosas culturas organizadas con experiencia en el comercio, un contexto muy
diferente al que encontraron los españoles en América en esta primera etapa. Las
consecuencias fueron una contaminación cultural difusa pero potente, y la
llegada de múltiples objetos exóticos, muchas veces producidos por artesanos de
los lugares donde se comerciaba, realizados
para el gusto y el consumo de Occidente. De
ahí que el afán coleccionista venga ya de muy lejos, y que las colecciones que
hay diseminadas por museos y casas privadas sean importantes y estén llenas de
interés.
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Jarrón de porcelana china en la Casa-Museo del Dr. Anastácio Gonçalves. |
Por otra parte, este lado intimista y nostálgico de la
psicología lisboeta, que el tópico define como Saudade y que encuentra su expresión en el Fado y en tantas otras
manifestaciones populares –característica en la que tanto ha influido la
lejanía de los territorios descubiertos y la duración de los viajes– , influye
sin duda en el surgimiento de tendencias en el diseño y en los estilos
decorativos que tienen que ver con la recuperación de lo antiguo entrañable,
que situado y visto desde nuevos contextos de actualidad, se convierte en exquisita
relectura de lo propio. Tal sería el caso del éxito de las tiendas que llevan
el nombre A Vida Portuguesa, especializadas en objetos de todo tipo rescatados del
olvido. Una moda retro de exquisito gusto que se ha convertido en un negocio de
éxito.
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"A Vida Portuguesa" de Intendente. |
Reproduzco el primer párrafo del “Manifiesto” publicitado
por A Vida Portuguesa, que parece extraído de un manual sobre Teatro de
Objetos: “Acreditamos que os objectos são capazes de contar extraordinárias e
reveladoras histórias. Sobre um povo e os seus gostos peculiares, sobre uma
sociedade e o seu contexto, sobre uma história que é afinal uma identidade
comum. E, porque conhecemos – como não? – o infinito poder da saudade,
outorgamos também aos objectos esse condão mágico de, como uma certa madalena,
acordar sensações e lembranças em cada um de nós. Revelar-nos portanto.”
Algunos museos.
Son muchos los museos de Lisboa que pueden llegar a
interesarnos desde el punto de vista de los objetos y de las marionetas. Ya he
hablado anteriormente con prolijidad del Museu da Marioneta, situado en el Convento
das Bernardas, dotado de una hermosa capilla donde se hacen actuaciones y
exposiciones temporales –como la que se realiza actualmente de Rotas de
Polichinelo– y del maravilloso claustro que se convierte en escenario de muchos
espectáculos, y muy en concreto del ciclo polichinesco que acompaña la
exposición.
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El Claustro del Convento das Bernardas, con los Robertos durante la inauguación de Rotas de Polichinelo. |
Vamos a detenernos ahora en el Museo de Oriente. Y es que
vale la pena visitarlo para comprender la importancia que Oriente ha tenido en
la cultura portuguesa. Prácticamente todo él está dedicado a resaltar esta influencia
y a explicar las complejas relaciones que hubo entre culturas tan diferentes. Y
aunque aquel gran primer momento de la expansión lusitana por el Pacífico duró
poco, quedaron Goa, Timor y Macao como enclaves permanentes que posibilitaron
la fluidez de los intercambios y de las influencias.
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Biombo chino de tema portugués. Museu do Oriente. |
Curioso que desde su abertura, el Museo de Oriente haya
mostrado siempre un gran interés por las marionetas y el teatro de sombras. Así
se ha podido comprobar en sus distintas colaboraciones con el festival FIMFA, y
en las exposiciones realizadas hasta ahora. Una sensibilidad tan receptiva a
estos géneros teatrales sólo se explica por este conocimiento profundo de las culturas
orientales, que sin duda constituye uno de los matices más preciosos de la
singularidad lusitana y lisboeta en particular.
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Abanico chino para consumo portuguiés. Museu do Orriente. |
En estos momentos, además, tiene lugar una exposición sobre
Teatro de Sombras, con piezas todas ellas propiedad del coleccionista Jacques
Pimpaneau, capaz de ocupar todo el segundo piso del Museo.
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Condenados en el infierno. Teatro de Sombras Chinas. Museu do Oriente. | | | |
Exposición exhaustiva
y de un gran interés –por cierto, que la misma o parte de ella estuvo expuesta
en el Caixaforum de Barcelona y de Madrid, según me consta–, cuenta con piezas realmente valiosas, como son las siluetas
chinas pertenecientes a la obra “Mulian desciende a los infiernos para salvar a
su madre”, de la provincia de Shaanxi.
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Diablo.Teatro de Sombras de China. Museu do Oriente. |
Se trata de un conjunto de figuras que reproducen escenas
del infierno, con multitud de diablos y de torturas, que no se alejan demasiado
de las bien conocidas descripciones infernales de la Iglesia o del mismo Dante.
Por lo visto, y tal como nos indican las explicaciones del museo, se trata de
una obra “representada en los funerales para evocar el origen del ritual
ejecutado para salvar a las almas de los infiernos”.
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Infierno. Teatro de Sombras de China. Museu do Oriente. |
Otro capítulo a destacar sería el del Museo Etnológico,
situado por encima del monasterio de Os Jerónimos, en Belém. También aquí hay
una buena colección de marionetas, africanas y de la India,
muy dignamente presentadas, como pude
comprobar en una visita reciente. Adjunto algunas imágenes de las mismas.
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Marionetas de Mali. Museo Etnológico de Lisboa. |
La Casa-Museo del Dr.
Anastácio Gonçalves.
Como antes insinuamos, las casas-museo son lugares secretos
donde suelen esconderse riquezas insólitas y desconcertantes. Las hay famosas,
como la de John Soanes en Londres, casi un arquetipo de casa-museo, sobre todo
por la exigencia de su dueño en las condiciones de entrega a la ciudad: no
tocar nada y respetar el orden y el emplazamiento de todo lo que contienen sus
dependencias. Quizás adivinaba Soanes y se protegía así de las futuras modas
museísticas que abominan de la aglomeración de los objetos, a diferencia del
gusto de los antiguos, para quiénes la superposición, al fomentar las
intersecciones de cuadros, muebles, objetos y otras singularidades, propiciaba
el conocimiento y la creatividad.
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Casa Malhoa, donde se encuentra la Casa-Museo del Dr. Anastácio Gonçalves. |
Hoy es casi imposible encontrar casas-museo donde se aplique
este criterio de respeto absoluto a los antiguos dueños. Los imperativos de la
corrección pedagógica y las normativas de buenos usos sociales del patrimonio
lo impiden.
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Retrato del Dr. Anastácio Gonçalves. Obra de José Malhoa. |
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Pero aún así, siempre es posible encontrar casos interesantes
que a pesar de las inevitables intervenciones, permiten apreciar lo que sus
dueños con tanto ahínco, amor y visión de futuro, habían acumulado a modo de
testimonio objetivo de su época.
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Escritorio chino. Casa-Museo Dr.Anastácio Gonçalves. |
La Casa-Museo Dr. Anastácio Gonçalves (1888-1965) es uno de
estos casos. Tuve la suerte de visitar esta preciosa casa, construida en el año
1904 por el arquitecto Norte Júnior y dotada del Premio Valmor en 1905, acompañado
de su responsable, Ana Anjos Mântua, y de la eco-bióloga, sinóloga y gran aficionada
a los títeres Sasha Lima, Presidenta de los Amigos de la Casa-Museo.
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Porcelanas chinas. Casa-Museo del Dr. Anastácio Gonçalves. |
El edificio fue concebido como estudio del pintor José
Malhoa (1855-1933), algo que condicionó su estructura que gira alrededor de la
gran sala del segundo piso provista de un enorme ventanal, pensada para que
entrara la luz y cupieran las grandes telas que entonces se usaban.
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Salón de las Pinturas. Casa-Museo Dr. Anastácio Gonçalves. |
Fue en 1932 cuando el oftalmólogo Anastácio Gonçalves la
compró no sólo para vivir sino para acoger su vasta colección de pintura y de
porcelanas chinas, amén de multitud de muebles, tapices, azulejos y otros
objetos preciosos. Para tener espacio suficiente, hizo algunas transformaciones
como trasladar la cocina al sótano. Soltero de por vida, vivió para sus
pacientes y tuvo un único amor: el de las Bellas Artes, especialmente la
pintura naturalista de su época y la porcelana china.
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Salón de las Pinturas. Casa-Museo Dr. Anastácio Gonçalves. |
Sus colecciones en ambos temas son conocidas y apreciadas en
los ambientes especializados del mundo entero. Seguramente lo más llamativo,
aparte de la misma casa y de cómo están las cosas instaladas, son estas porcelanas
de Oriente realizadas allí para satisfacer el gusto europeo. Unas piezas de un
gran valor artístico e histórico que nos iluminan sobre la influencia y la
presencia constante del arte oriental, antes reseñada.
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Casa-museo del Dr. Anastácio Gonçalves. |
Lo bonito de esta Casa-Museo es que toda ella transpira el buen
gusto y la bondad natural de su dueño, el Dr. Anastácio Gonzalves, un oftalmólogo
de mentalidad conservadora pero ilustrado, librepensador y muy sensible a los
problemas de las personas necesitadas. Como muchos coleccionistas de arte, vivió
sin contraer matrimonio toda su vida, consagrado a su profesión y a sus
colecciones artísticas, pero supo compaginar los rigores célibes del esteta con
la bondad hacia sus pacientes y muy en concreto hacia los invidentes, para los
que financió varios centros de asistencia.
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Reloj de pared. Casa-Museo Anastácio Gonçalves. |
Por cierto, que la Casa-Museo del Dr. Anastácio Gonzalves se
convierte de vez en cuando en teatro y auditorio, cuando se organizan en su
sala noble del segundo piso actuaciones o conciertos. No pude asistir a ninguno,
pero puedo imaginarme el gozo que debe ser asistir a uno de ellos. Algo que
espero poder hacer en los días que me quedan en Lisboa.
La Casa-Museo Medeiros
e Almeida, de Lisboa.
El señor António de Medeiros e Almeida (1895-1986) se inició
en el mundo universitario como estudiante de medicina, pero pronto venció en él
su amor por los automóviles y por el negocio. Es a principios de los años
veinte que se convierte en el vendedor y representante de la casa Morris, tras
entrar en contacto con el mismísimo Sir William Morris, propietario de la famosa
marca de coches inglesa, a quién, preguntado sobre los avales y las garantías
que disponía, Medeiros y Almeda contestó: “La garantía soy yo”.
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Edificio de la Fundación Medeiros e Almeida. |
Desde entonces, empujado por semejante arrojo y
clarividencia, su carrera de hombre de negocios no hizo más que crecer, hasta
convertirse en uno de los más importantes de Portugal. No sólo fue pionero en
la incipiente industria del automóvil en el país –exigió medidas de refuerzo a
los coches importados de la casa Morris, para adaptarse a las condiciones de
las carreteras portuguesas, lo que consolidó enormemente las marcas de
exportación de esta casa– sino que participó también en el nacimiento de las
primeras compañías de aviación, con la creación de la SATA en 1947. También
controló las líneas de navegación de las Azores así como la industria del
alcohol de estas islas, propiedad de su padre, que él puso al día.
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Púlpito indio-portugués realizado por artesanos de Goa. Diosas de la India sostienen el púlpito. Casa-Museo Medeiros e Almeida. |
En realidad, participó como empresario y financiero en
multitud de empresas del país, siendo además responsable durante unos años de
la Fundación Salazar. Curiosamente, sufrió en una ocasión el atropello de la
PIDE (la temida policía secreta del régimen salazarista) y pasó una noche en
sus calabozos, sospechoso de llevar en uno de sus barcos una carta comprometedora.
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Sala noble de la Casa-Museo Medeiros e Almeida. |
A destacar como ya desde un principio, empezó a crear su
colección de arte. Fue en 1947 cuando compró la casa que hace esquina entre Rua
Rosa Araújo y Rua Mouzinho da Silbeira, cerca de la Plaza del Marqués Pombal.
No sólo para vivir, sino para convertirla paulatinamente en su propio museo.
Por ello, extendió el edificio comiéndose parte del patio y él mismo acabó
trasladándose con su familia a una vivienda contigua para dejar espacio a su
colección.
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Azulejos. Alegoría de la Primavera. Casa-Museo Medeiros e Almeida. |
Una colección realmente deslumbrante, que parece querer
mostrarnos el “éxito de una vida” (así se llama el libro que se vende en el Museo
sobre su trayectoria). Una casa-museo que no huye de la ostentación –su sala
central, imponente, dispone de dos asientos que parecen dos tronos–, sino todo
lo contrario, parece querer maravillarnos sin recato alguno. Y la verdad es que
lo consigue de un modo tan abrumador que acaba haciéndose simpático y hasta
entrañable. Es como si el triunfador pusiera todas las cartas sobre la mesa
para decirnos: “eso es lo que he conseguido en mi vida. Mira i disfrútalo tú
también”. Lo que siempre es de agradecer.
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Sala noble con los dos tronos. Casa-Museo Medeiros e Almeida. |
Los salones nobles del primer piso son una auténtica maravilla,
por sus muebles y por el acopio de piezas todas ellas de alto valor, desde
pinturas, porcelanas chinas, tapices, relojes, estatuas y muchos metros
cuadrados de preciosos azulejos que muestran el deseo de Medeiros e Almeida de
no perder nunca el contacto con sus raíces portuguesas.
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Reloj de bolsillo. s.XIX. Casa-Museo Medeiros e Almeida. |
Me interesó mucho la colección de relojes, por lo visto
realizada ya en sus últimos años de vida, tras confesar la fascinación que
sentía por el tiempo y su medición, al comprender que por mucho dinero que
pudiera disponer, nunca podría comprar lo que se escapa en el día a día de la
vida, eso que los relojes tocan pero no atrapan, el Tiempo. O quizás sí que lo
atrapan, cuando se quedan sin cuerda, como también nos ocurre a los humanos,
cuando expiramos y nos quedamos con el cuerpo quieto y sin vida. El tiempo se
detiene entonces en nosotros como en los relojes, aunque, y a diferencia de
éstos, seamos literalmente comidos por él.
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Reloj de mesa."Minero". Viena, s.XIX. Casa-Museo Medeiros e Almeida. |
Sin duda la preocupación por el tiempo, que surge en las
edades avanzadas de la existencia, acaparó la atención de Medeiros e Almeida, motivando
su compulsión compradora de relojes, para ver si hurgando en sus interiores
descubría algún día el secreto de lo que su cuerpo también medía con el tic-tac
del deterioro físico. El resultado es un acopio impresionante de relojes de todo tipo que el
visitante puede ver en una de las últimas salas de la Casa-Museo. Un lugar que incita a profundas meditaciones.
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Reloj despertador que dispara un tiro de pólvora y enciende una vela. Casa-Museo Medeiros e Almeida. |
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Relojes. Casa-Museo Medeiros e Almeida. |
La Casa-Museo del Dr. Bissaya Barreto, en Coimbra.
En Coimbra, tuve la ocasión de visitar la Casa-Museo del
también médico el Doctor Bissaya Barreto (1886-1974), un cirujano famoso y
rico, creador de una fundación que lleva su nombre y que por lo visto dispone
de muchos servicios de asistencia para las personas necesitadas. Situada junto
al viejo acueducto romano de la ciudad –constituye una de las paredes del
jardín de la casa–, se halla ubicada en un hermoso palacete construido con
exquisito gusto.
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Casa-Museo del Dr. Bissaya Barreto. |
Dispone de colecciones interesantes que incluyen pintura,
porcelana china, estatuaria, tapicería y muebles de época. Sólo se puede
visitar la planta baja y no dejan hacer fotografías en su interior, por lo que
me limito a mostrar algunas imágenes del jardín.
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Jardín de la Casa-Museo del Dr. Bissaya Barreto con el acueducto romano al fondo. |
Quizás sea el jardín, pequeño pero muy cuidado, lo más
atractivo de esta Casa-Museo, jalonado de bonitas estatuas, azulejos al estilo
portugués, fuentes y bancos donde reposar. Algo que aproveché para disfrutar de
la paz que rezumaba, mientras el cuerpo descansaba y los sentidos encontraban el
merecido solaz en todo lo que me rodeaba.
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Jardín de la Casa-Museo del Dr. Bissaya Barreto. |
El Museo de San Roque, de Lisboa.
He aquí un museo que adoro, especialmente por las preciosas
imágenes de vírgenes y santos sin vestir (seis en total) que contiene y que
siempre han llamado mi atención. En realidad, el museo es complementario a la
visita de la iglesia de San Roque, la que fue principal sede de los Jesuitas en
Lisboa, una maravilla de edificio renacentista pero con una decoración en las
capillas de un barroco tardío espectacular.
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Una de las capilla de la Iglesia de San Roque, de Lisboa. |
Son impresionantes las dos vitrinas de relicarios que hay una
a cada lado del altar mayor: una dedicada a figuras masculinas y otra a
femeninas. Al no ser un entendido en arte religioso, me limito a mostrar
algunas imágenes de las mismas.
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Relicarios en la Iglesia de San Roque de Lisboa. |
Respecto a las figuras de santos sin vestir antes
mencionadas, creo que despertarán el interés de cualquier marionetista que las
descubra, pues en realidad son puras marionetas prestas para salir a actuar,
aunque su destino final sea el de permanecer en los retablos estáticos de alguna
capilla de una iglesia que las compre, o en el mismo museo donde hoy habitan.
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Figuras por vestir. Museo de San Roque de Lisboa. |
Según me contó la persona responsable de una magnífica casa
de antigüedades de la calle Augusto Rosa, estas faldas de sostén que muestran
estas figuras son un invento portugués del barroco, para aligerar el peso de
las imágenes, me imagino que pensando en los viajes de ultramar, pues no serían
pocas las exportaciones que se harían de las mismas con destino a Brasil o a
las colonias de África y Asia.
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Figura por vestir, anticuario de la calle Augusto Rosa, Lisboa. |
Reproduzco unas imágenes sacadas en la citada Casa de
Antigüedades, de enorme interés y muy sugerentes.
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Figuras por vestir. Anticuario de la calle Augusto Rosa, Lisboa. |